Ya
no cuento la suma de palabras
que
no he escuchado
ni la
resta de frases que quise leer.
Las
veces que miré mis dedos
pensando
cuánto y a quién he querido.
Los
calendarios que taché pendientes
de
una fiesta, una cita, un deseo.
Los
cumpleaños que dejaron de importarme,
las
cartas que se fueron al fuego.
Aquella
manera de entrelazar una mano
con
otra
como
quien sujeta un mundo.
Ya
no cuento con la creencia fiera
de
ser un dios en la tierra,
de
poder comerme el universo,
de
que querer es poder y más si uno no estás solo.
Ya
no cuento con esa fe desmedida
que
te hace lanzarte por el barranco
y
milagrosamente salir ileso.
Hace
mucho que le di la espalda
a
los milagros.
Pero en ti sí creo.
Nená de la Torriente