martes, 31 de marzo de 2015


Nadie aprende a construir sueños 
sin hacerse cardenales. 
La vida tiene la fantasía precisa 
para no olvidar 
el peso de nuestro cuerpo. 
Nos hemos dicho tantas veces te quiero, 
que de labio a piel suena a hoja 
que cruje 
en un otoño perdido. 
Podemos partir la vaina de una judía 
pero no sabemos arrancar la semilla 
de la nuestra. 
Somos tan predecibles, 
tan perpendiculares a la altura 
de los álamos, 
que el cielo es una imagen 
que adorna 
nuestro palacio de tierra. 
Demasiados ‘demasiados y a veces,  y bastantes’ 
cubren nuestro repertorio 
de forzosa limitación, 
más forzosa por forzada 
porque nos da miedo vernos en lo alto 
de una cima 
a la que no sabemos ponerle nombre. 
Cuando las licencias se acaban y 
las credenciales se vuelven ambarinas, 
el salvoconducto se traduce en fe,  y 
la fe es una palabra maldita, 
condenable 
desde nuestro propio obstáculo. 
¿Te incomoda la intimidad que no es tuya? 
A mí jamás me contrariará la vuestra. 



Nená de la Torriente

lunes, 30 de marzo de 2015


Tengo que llorar 

porque en las horas pares 
se estrangula el lápiz sobre lo liso, 
parezco un embrión absurdo 
que jamás sabrá pronunciar es mañana
Tengo que llorar 
porque ni tú, ni él, 
ni todos aquellos que pasan 
por mis quebradas 
unen su segmento al mío, 
en un acto de humanidad sin versos.
Tengo que llorar 
porque los juicios, el beneficio y las desventajas 
han cargado de pólvora las palabras 
sobre alas de paloma, 
y hasta la rama de olivo 
se perdió en algún otero. 
Tengo que llorar 
porque cualquier día decido irme 
y todo lo que pronuncié no habrá servido 
de nada, 
no recordaré qué me desveló tanto 
de ustedes, 
ni siquiera aquello 
que escribí con vehemencia. 
Tengo que llorar 
porque no podré despedirme entonces, 
por eso y de este modo 
me despido ahora. 



Nená de la Torriente

domingo, 29 de marzo de 2015


Desentráñate conmigo en este 
tango de ofidio rotundo 
a ras de arena y en ascenso, 
poema vertical que consume 
la luz 
 a hora punta y roma, 
partiendo el aire en abanico. 

Sacrifícate conmigo en este 
verso sin valimiento 
que va buscando 
lo tierno 
desde la pasión menos rigorista 
y disciplinaria, 
verde en estado puro 
¿quién inventó el canto 
de lo que no quiere medirse? 

Encadénate conmigo a este 
perfume que incoa 
 y encausa el aliento 
en las mañanas del Foro. 

Sé sonrisa 
sin motivo de compunción 
ni abatimiento,

seamos estados de luz, 
 dos en un solo signo, 
amor más allá del amor. 

(Aunque aún no lo entiendas) 




Nená de la Torriente

viernes, 27 de marzo de 2015


Vienen a buscarme las palabras 
cuando pienso en ti, y 
sobre pájaros de papel escucho tu nombre. 
El silencio nunca es un vacío, 
tú lo ocupas todo. 
Me revelo y saco las manos 
por las rendijas  de las sombras. 
Huyo, 
huyo de mí y del poder que ejerces 
sobre mi pensamiento. 
Sé que debo arrojarte de la cama 
para poder dormir, 
pero mis dedos no pueden despegar 
el ingrávido peso de tu cuerpo. 
Sé que tal vez no sabiendo 
estés aquí 
y todo se convierta en la otra parte del sueño. 
Allí donde acaban mis pies 
siento el cosquilleo de la espuma 
y el roce de la arena cálida 
que no te contiene. 
Caracolas llenas de licor se deslizan por mi vientre, 
se alojan en el sexo y lo corrompen, 
pero no sé bien 
cómo 
llamarte aún. 




Nená de la Torriente

miércoles, 25 de marzo de 2015

A veces sucede...

Temía no estar invitada a tanto amor. 
Se confesaba bajito 
no llevar el vestido oportuno 
ni la sonrisa más luminosa, 

que la edad le colgase del brazo 
como un mimbre
para llevar algarrobas, 
y que el peso de las dudas 
le clavetease los zapatitos 
al suelo. 

Si trepaba monte arriba 
creía que podría caerse 
envuelta en ortigas y áspera hierba, 
si se quedaba en el llano 
que el lobo más perezoso 
la comería con una sola pregunta. 

Esperaba tropezarse con alguna piedra 
con la que no se viese derribada, 
y poder hablarle de tú a las estrellas, 
reír enseñando todos los dientes, 
y dar un salto soñando cataratas. 

Entonces llegó él, 
despacito, 
sin hacer sonar ninguna puerta, 
a decirle lo maravillosa 
e increíble que era. 



Nená de la Torriente

sábado, 21 de marzo de 2015


Quedan de doscientos         treinta y nueve 
y suman medias imprecisas. 

Tú me dices quédate y aún no me conoces. 

Que cómo lo sé                      me preguntas 

y me escondo 
                                               tras tus hombros 
                                               transparentes. 

Sé que sonríes, 
tanto sonríes que me torturan los labios 
                                             por mantenerte 
                                             el pulso. 

Juventud en otoños que aman el frío 
                                            (eso piensas)                         

y la luna sale para amenazarnos amor 
cuando todo cabe en los cuerpos. 

                                            Hazte un favor: 
Corre. 





Nená de la Torriente

viernes, 20 de marzo de 2015


Entiendo el desorden 
desde su vasta cama hecha de helechos,  
mucho más que esa discreta seriedad 
expuesta a la picadura del mosquito; 
porque la rabia araña con manos de hombre 
y la razón cuando quiere cubre 
el único despertar que nos protege, 
separándonos de lo que no quisimos 
ni pretendimos nunca. 
Somos puro sentimiento que se irrita, 
que sabe impacientar a todo eso 
que se alinea ordenado 
bajo el canto de los platos. 
(Dámelo todo, que 
para abrazar siempre andamos 
tropezando) 
Te dirán no hagas eso, 
te dirán no me gusta que entiendas mi dolor 
porque no entiendes nada, 
porque no quiero que lo entiendas, 
porque no quiero que conozcas más de lo que yo conozco.  
Te dirán eres tonto hasta el límite del abismo 
pero comprenderás que la vida no es un saco perfecto, 

más bien esa realidad que se sostiene 
sin atender al turno de las cosechas. 



Nená de la Torriente 

jueves, 19 de marzo de 2015


Y dejaron de escuchar te quieros 
y la harina de su mesa desaparecía, 
nuestra conciencia y nuestro poso 
de humanidad descarnada. 
Ayudadnos a ayudaros, 
a no olvidar vuestros ojos de campo 
siempre sin siembra, 
a este y al otro lado del mundo. 
Que vuestro hambre sea El Hambre
que vuestra bondad la nuestra 
y un pellizco de luz nos atraviese a todos 
por el mismo músculo, 
desde este pico a la pala más antigua. 
Ayudadnos a no olvidaros 
en la miseria profunda, 
soldaditos de la guerra más cara de todas. 
Que nadie rebane una hogaza 
ni un solo corrusco, 
sin apartaros 
un trozo 
para 
que 
sigáis  
viviendo. 



Nená de la Torriente

martes, 17 de marzo de 2015


Abrázame por favor, 
detén este aliento tan roto, 
tan hendido.  

Dime si puedes 
cuánto me quieres, 
cuánto me extrañas 
y que nada importe la gravedad 
de todo 
tan alejada de este abrazo. 

Llegará otro invierno a reconvertir añoranzas 
y caerán nieves sobre los muebles 
desde las tejas, 
si hay que llorar que seamos menos de uno 
a repartirnos en lágrimas 
o en versículos breves de nostalgia. 

Dame hogar ahora, 
dámelo urgentemente, 
deja el cayado o la vasija 
y cúbreme con tus manos amplias. 
Abrázame hasta que olvidemos lo que somos, 
indefectiblemente humanos, 
irremediablemente idiotas.

Juro besarte hasta que no te queden labios, 
ni lengua, 
ni prudencia innecesaria, 
hasta el límite de la confesión 
más aguerrida. 


Que el mundo espere                   un poco. 



Nená de la Torriente

jueves, 12 de marzo de 2015


Madrid es un acerico de alfileres, 
una vocación de lluvia en llanuras infértiles. 
Veo precipitarse en la boca de cualquiera 
la corteza de un sauce 
que ha perdido el norte. 
Madrid es la hermana mayor del más mayor 
de los hombres, 
la atenta mirada que nunca se escandaliza;
la que anhela seguir conociendo 
sin perder un gesto de vida. 
Es la llave sin cerradura que nos invita 
a cruzar cien espacios 
libres, 
infinitamente libres por no tener patrono. 
Madrid es la palabra que dejó de buscarse 
entre los libros 
y llamó a la unión de tantos 
sin levantar su índice de emancipada. 
Mi Madrid es la azalea rabiosa 
que duerme en todos los parques, 
las estaciones del metro con olor a sin aire, 
la prisa y el vermut de las 11, 
la aventura aún por reencontrarse. 
La que sabe gritar 

soy el sueño de muchos



Nená de la torriente

martes, 10 de marzo de 2015


Entre tanto pecado de sirena apareces tú 
como un torbellino de arena, 
que al agua del mar no sucumbe. 
¿Cómo te escribo ahora? 
Ha muerto la muñeca, 
su boca se abre sin miedo a que alberguen las algas 
y tú tan esquivo, 
bromeas más allá de la curva de sal y de espuma: 
Ella siempre fue de nadie. 
¿Dónde estaban las gaviotas? 
Arrojamos juntos trozos de pan a la resaca, 
los veíamos irse y volver 
y volver a irse mucho más lejos 
donde el negro se estampaba en el índigo. 
Fue la amada, 
tan bella, 
tan bella, 
la primera rosa blanca entre híbridos de té, 
la solución pasajera pero única 
de todos tus males, 
el quiebro volátil de entonces. 



Nená de la Torriente 

sábado, 7 de marzo de 2015

SIN Permiso de Nadie...

Cuánto ministerio pequeño 
oliendo a carne  rancia. 
Si reventamos la nevera  todo cobra 
el aroma de su breve existencia. 
Los ladrones se pudren en sus infiernos 
de mármol de Carrara y caviar iraní 
sonriendo con dientes prestados. 
Nada sale tan bien como parece, 
ni siquiera en aquellos que dicen que la fortuna 
les sonríe.
De sus mentes un surco generoso de materia gris
-como una gran calle o una avenida- se escapa, 
sin que sean conscientes de su pérdida, 
como escupe de una forma sistemática la propia maleta 
la sensibilidad del despreocupado. 
No es que aguarde a la justicia divina, 
no es eso, 
que de ocuparse ella lo hará 
en lo que considere con más atenuantes, 
para eso es infinitamente santa y misericordiosa.  
Ni siquiera quiero que se les flagele entre rejas 
y que sirva para llenar absurdos libros 
en editoriales muchos más absurdas. 
Me gustaría 
-porque soy caprichosa- 
que otro ser humano, el que sea siendo, 
les coloque un espejo ineludible 
y la palabra exacta para que se relean
con otros ojos, 
que se recuerden en otro tiempo  
considerando qué parte de ellos pudo haberse salvado 
-en algunos no habrá ninguna, de eso estoy segura- 
No siento odio ni esa ira que enciende al que ya nació 
entre dos bandos y mamó las migas con leche de uno solo, 
ni tampoco necesito el escarnio en la Plaza pública. 
No dejarles ir más allá en sus desmanes desde luego, 
¡bolsillos fuera! 
-claro que quien los vacía se queda con un diezmo vergonzoso-
¿Más ladrones? 
-Eso para otra vaguedad pensada-

Me preocupa más reconstruir lo que ya es bueno 
para saber que todo no se fue por la baza, 
taza o mingitorio al uso,  
con la música nada diletante de la cisterna. 
Pero no deja de ser una opinión, 
y es que  la sangre no me entusiasma 
ni en manos de los profesionales médicos. 
Confío en que llegaremos 
a la tan asombrosa sanación de los E.Ts de las estrellas. 
¡Su caaaaasa, que sea la nuestra 
si es que sirve para reparar daños! 



Nená de la Torriente

viernes, 6 de marzo de 2015


Me doy una vuelta y te construyo. 
Las manos con pintura de vino 
sobre un mantel inexistente. 
El rostro una hoja de platanera 
indiferente  
al golpe impetuoso del clima. 
Tus ojos dos carteles bañados en lluvia, 
y tu voz una gota de agua 
en el venaje de las vocales. 
Me doy una vuelta y desapareces 
por delante de todas mis intenciones. 
Te ríes y 
me demuestras que nunca serás un poema, 
ni un solo verso, 
ni una línea que cancanee al despedirse, 
porque tu piel no es un blues 
ni es jazz lo que tú modulas 
y nunca me has pertenecido 
y nunca te he pertenecido. 



Nená de la Torriente

jueves, 5 de marzo de 2015


¿Qué destruye tu credo? 
¿Hasta dónde se extiende 
la línea de tiza? 

Pensábamos que tal vez 
había eternidad en los besos 
y dudamos demasiado. 
Nada cambia lo que es poderoso, 
lo que levanta la sonrisa y anega los labios 
con dientes húmedos. 

¿Somos lo que ni entendemos que somos?

Seguimos caminando a solas. 
Miedo al rapto de diferencia que nos hace únicos. 
Miedo a alargar una fila de candidatos eternos. 

Bésame hoy y mañana, 
y pasado 
y pasado mañana.

Perpetúa mi rostro con golondrinas confiadas 
que quieran dejar de emigrar. 
Dame la patria de tu boca 
y la alcoba de tu amanecida, 
sé el alacrán que me envíe a tu mundo, 

el más apartado de todos. 




Nená de la Torriente

martes, 3 de marzo de 2015


Decididamente arrimas mi cintura 
a cada sílaba del verso 

pero hace tiempo que emigré 
a un Universo 

mucho más complejo por simple. 

Crees saber lo que pienso 
y eres mi verdugo 
haciendo cortes imprecisos, 
sobre una carne que ya no es mía; 
o te conviertes en mi tacto compasivo 
acariciando la piel que me une al hueso, 
con la mayor ternura que existe. 

Y piensas  
y piensas 
y no dejas de pensar 
si pensé algún día como escribo. 

Para qué tantas sumas dime. 

Cruza mi instinto y mi sin voluntad 
cuando cierro los ojos, 
y me dejo arrastrar 
por todas esas vidas 
que ya me anduvieron. 



Nená de la Torriente

No me pertenece nada que tú ambiciones 
ni bebo lo que tus labios buscarían. 
No conoces mi pulso ni amas mi corazón, 
y es un No todavía, 
que a la sonrisa siempre le falta un par de cuerdas 
para abrirse entera. 
De qué modo enseñarte el camino a mi puerta, 
cómo gritarte mi nombre sin que cobre el peso 
de las piedras; 
ni siquiera sé qué costilla empujarte 
para que sientas mi costilla, 
ni cómo dibujarte un corazón esplendente 
en esta habitación oscura. 
Ya ves si las palabras son sencillas 
que ni un tintado de color las sostiene. 

No voy a cubrirme más: 

Llega. 



Nená de la Torriente

domingo, 1 de marzo de 2015


Cuánto ignorante en la mies del trigo 

si ya en el grano el gusano vivo habla solo. 
Dime sin amor dónde os cobijáis 
cuando todos os creéis don Juanes. 
Si me vas a querer olvida los condicionales, 
las frases largas, 
el participio, 
el eterno egoísmo pancista 
que adora  permanecer joven. 
Dame donde tu voz no se borre 
el adjetivo que engalane al mínimo nombre, 
y no me exijas infinito cariño 
donde tú colocas sobre el sitial al deseo.
¡Amor, es aburrido vadear ríos de caudal infame! 
Déjame ser presente y todo lo que alcance con mi sola saliva 
¿qué más te dará, si a penas alcanzas a saber lo que quieres? 
Ven y abrázame como tu última colina, 
tu bandera, 
tu Cristo, 
tu idioma más allá del silabario. 

Siénteme 
¡terco!
Siénteme. 

Nená de la Torriente