viernes, 27 de marzo de 2015


Vienen a buscarme las palabras 
cuando pienso en ti, y 
sobre pájaros de papel escucho tu nombre. 
El silencio nunca es un vacío, 
tú lo ocupas todo. 
Me revelo y saco las manos 
por las rendijas  de las sombras. 
Huyo, 
huyo de mí y del poder que ejerces 
sobre mi pensamiento. 
Sé que debo arrojarte de la cama 
para poder dormir, 
pero mis dedos no pueden despegar 
el ingrávido peso de tu cuerpo. 
Sé que tal vez no sabiendo 
estés aquí 
y todo se convierta en la otra parte del sueño. 
Allí donde acaban mis pies 
siento el cosquilleo de la espuma 
y el roce de la arena cálida 
que no te contiene. 
Caracolas llenas de licor se deslizan por mi vientre, 
se alojan en el sexo y lo corrompen, 
pero no sé bien 
cómo 
llamarte aún. 




Nená de la Torriente

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