Hoy
me siento bien porque
no
he pensado en mí,
como
un yo con un contorno
definido.
Una
tierra que labrar y esperar
a
recoger sus frutos,
labriega
de horizontes cortos
y
medidas en función de mi ojo,
de
mi pie, de mi palma pequeña.
Me
doy cuenta que es difícil salir de
nuestro
propio territorio,
dar
un paso largo y mirarse desde fuera,
o
sencillamente mirar
con
los ojos del mundo.
Hoy
me siento bien
porque
me acompaña mi yo,
no
voy dentro,
y
puedo estar en otros pies
y
en otros ojos y en otra bocas
con
sus palabras distintas.
Miro
boca abajo y boca arriba
sin
sentir mareos y comprendo,
y
asumo que el mundo es mucho más complejo
que
mis cuatro torpes sumas
y mis cientos de
sentencias.
Nená de la Torriente