Es
por ese cielo malva y ese mar plata limpia
que
cautiva mi entraña menos aterciopelada,
la
más fiera y furibunda.
Creo
que hasta rujo, como bestia seducida por una
naturaleza
salvajemente hermosa.
Cuando
esté en el foro, vendré siempre en noviembre
para
hundir mi cuerpo en el mar
y
mis ojos en la línea
que
la separa del cielo,
porque
si el cielo existe, sé que deberá ser así
cuanto
menos,
si
es que no veranea el cielo aquí
y
es por eso así todo lo que aquí se distingue.