No
esperes.
Lo
que te dan
está
en proporción de lo que das,
aunque
te digan otra cosa.
Si
te sientes triste,
si
te sientes como ese lomo plata
de
delfín que viste partir
y
no regresa,
no
esperes
porque
no vendrá.
Conviértete
en el delfín y voltea
su
–tu- brillante cuerpo por las
azules
aguas
y
no regreses nunca.
Sé
siempre lo que tu mente quiera ser
en
cada instante,
sin
peleas, sin dramas,
sin
necesitar,
porque
terminarás siendo la que salva
no
la salvada.
Así
ocurren las cosas,
y
no siempre se tienen fuerzas.
Nená de la Torriente