viernes, 8 de febrero de 2013


Nadie te pidió que me quisieras 
pero no me des un dedo 
para retirar los cuatro restantes.

Eso no se hace, 
           no se hace. 
Veo zarpar las naves cada día, 
           cada noche, 
con la dicha de que alcanzarán 
            otras bahías, 
y puedo imaginar cofres llenos 
y hasta gozo con su rescate, 
pero nunca espero en el puerto, 
              nunca, 
sólo si me manda el estafetero. 
Nadie te pidió que me quisieras,
              nadie. 




Nená de la Torriente