Me
has venido a buscar
cuando
ya no creía en mí
como
algo particular que se adquiere,
pero
has venido a buscarme
por
curiosidad
y
has encontrado un escaparate.
Afortunadamente
no has venido
a
comprar pan, ni agua, ni lenguado.
Todo
lo que soy
está
en la habitación de al lado
donde
viven las musarañas,
en
el reino de Babia
-el lugar menos comprometido-;
y
mi cuerpo aún cálido ya no tiene
apellidos
y luce egoísta detrás de un cristal.
Así
que date la vuelta,
ve
con esa edad que tanto me irrita
donde
ellas aún compiten
y
ellos se creen dioses.
Estoy
bien aquí con mis cosas cerca
y
esta visión para ti tan extraña.
Vivo
sin puertas
y aún tengo mucho que aprender.
Nená de la Torriente