Lo complicamos todo,
lo complico.
Nos dieron
unos mapas perfectos,
tan exactos
que no estaban esbozados,
y nos creímos que teníamos,
que debíamos
pintarrajearlos,
como colegiales con mocos.
Hoy me he cruzado con
una mujer que sonreía,
y me he emocionado.
Me he visto en sus labios,
en la sencillez de los veinte años,
con ese modo de mirar el mundo:
¡Qué gire, yo he llegado!
¿Por qué no seguí siendo así,
no era la vida un regalo?
Nená