Tengo para ti
lo más dulce, la leche
de un pecho que amamanta.
La salida del sol desde la cumbre,
con tazón de chocolate espeso y estuoso.
Tengo para ti, bajo mi manta
ese beso por el que darías
toda una vida,
el temblor de rodillas
con alias,
que todo hombre merece.
Para ti, tengo un universo
que en su escala
tu mano desbrava, penetra,
conduce y comanda,
y agranda tu cuerpo de honores
con la tibieza de mi fiel afluente.
Tengo para ti
lo que aún desconoces,
la bravura hecha piel
y dentellada,
la ternura de seda y de serpiente
y las voces de auténticas náyades.
Nená
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