Cuando llegues a Formentera
sentirás cosas distintas,
es curioso como una isla tan pequeña
puede atrapar a tantos.
Sus tormentas son apoteósicas,
se abre el cielo, así sin más.
El rayo es como esos
rayos perfilados de cómic.
El mundo es a lo grande en esa isla.
tan plana, tan suya.
De noche en cualquier alto
puedes verla entera,
con sus luces encendidas,
sin estar en la proa del Titanic.
Y cuando llegues al faro de Barbaria
o a Ses Illetes,
junta un montoncito de piedras
y ten fe, pide un deseo,
un deseo de corazón,
y espera,
la isla te lo concederá
si de verdad lo deseas.
Nená
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Háblame