No puedo estar sin ti
estarías conmigo,
así que enredo el ovillo de hilos
con que hago mis pulseras,
y trenzo despacio los sueños
que otro llevará sin saberlo.
Déjame bañarme en el río
aunque tenga que romper el hielo.
Si enfermo, lo habré elegido,
si fallezco no te arrastraré.
Dicen que el agua helada
despierta sensaciones longevas,
que te deja dormir.
Tira de mi pelo luego
y sácame del frío,
te contaré lo que he visto,
prometo ser precisa,
y no dejarme nada para mí.
¿Quién eres tú niño-niña,
que siempre vas a mi lado?
¿Quién que siempre me salva?
¿Quién con quien tanto converso?
Nená
Nená, permíteme: has nombrado a esa foto como ríoHELADO. Tengo debilidad por cómo se nombran las fotos, por cómo se hacen (no tanto la técnica sino la oportunidad en cómo nos viene lo fotografiado, creo que son así como se consiguen las buenas fotos). Y he de decirte que ese río no está helado y bien sabes porqué: por el temblor del agua. Los laterales puede que estén llenos de escarcha, pero el río no está helado. Pero no me hagas mucho caso, para el poema sí está helado el río.
ResponderEliminar¿Sabes? Me da que sí haces pulseras. Te diré que en mis últimas vacaciones compré a unos chavales una pulsera hecha de huesos de aceituna. Es preciosa. Todo lo que se haga trenzando materiales me encanta.
Si enfermo, lo habré elegido
Cierto, Nená, si se elige no se lamenta uno. Con el lamento vamos a pocos sitios.
Me apropio tu último verso con quien yo también tanto converso.
Un beso.
Eres muy observador, el río no estaba helado, así que traté un poco la foto para que no se fijara nadie; pero tú y tu ojo de halcón lo habéis visto. Hago pulseras, si, como pinto, hago esculturas, collares, pendientes, etc, pero no las comercializo, las regalo. Siempre me ha gustado trabajar con las manos. Tengo que decirte que casi todas las fotos son mías, pero esta en concreto no.
ResponderEliminarUn beso,
Nená