-Vivac-
El sueño acuciaba, y dentro del saco
un agujero por ventana.
Las estrellas lo iluminaban todo.
No me quería dormir
por si se iban, por si el techo
de esa habitación increíble se iba.
Era la mujer más feliz y más libre
de la tierra, con mi irregular ventanuco,
con mis infinitas estrellas,
infinitas y libres todas, como yo.
Los sonidos, llenos.
Los olores increíbles.
Que no acabe la noche, que no acabe.
Hasta que amaneció
y superó en belleza al divino crepúsculo,
con incalculables tintes, rosas,
malvas, amarillos, anaranjados.
-Eso sí, el resto del día fui un bulto
con una mochila en la espalda-
Nená
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Háblame