martes, 7 de febrero de 2012


Siempre serás 
esa nube que pasa por detrás 
y me moja la espalda, 
el tórrido sol de las tres de  la tarde 
que ciega mi ojos 
y me deja indefensa. 
El ave que me atemoriza 
por ser la fobia que descuidé 
de niña. 
Sabes mucho de mí, 
por eso ahora 
nunca cuento nada a nadie, 
sólo cosas, que no podrían darme mal, 
intimidad que en el fogón se queda. 
Cualquier día cuando pases por detrás 
me daré la vuelta 
y me lloverás encima, 
y será la última vez que lo hagas; 
y tu sol de las tres de la tarde, 
quemará mi espalda 
cuando me aleje. 
Dejaré de tener fobia a las aves, 
y tú te morirás de indiferencia. 






Nená

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