A ti te apena que la vida
pase tan deprisa.
A Paula, que el día tenga
tan pocas horas.
A Alex que le suban
la gasolina.
A Manuela que sus hijos
no quieran estudiar.
A María que su Pedro
no le dure siempre.
A mí me apena
que nunca me sorprenda nadie.
Pequeñas penas, que juntas
son muchas.
Pero a todos nos desconsuelan
los otros pesares, los desmedidos,
la condena del día a día
de este mundo roto,
lo que nos ahoga a todos
y no sabemos reparar.
Nená
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