una vidriera de colores,
miles de tonalidades:
Cálidas,
inquietantes,
seductoras,
melancólicas,
aterradoras.
Te atrapan e instan
a buscar la luz tras los colores
o logran que los rechaces
y desees romper el cristal
en tantos pedazos
como matices lleva.
Para vivir, un cristal,
un recorte de verdad a medias
por donde mirarte
y mirarlo todo.
Alterar el reflejo
una a una
otra a otra,
por donde ver el mundo
con mirada tierna,
divertida,
mustia,
pavorosamente triste,
enloquecidamente alegre,
asustada,
enamorada,
horrorizada,
viva,
o con los ojos finados
de aquel que ya no sabe mirar.
Para vivir ,
el alma,
el alma,
una vidriera de colores.
Nená de la Torriente