lunes, 29 de agosto de 2016


Para vivir 
una vidriera de colores, 
miles de tonalidades: 
Cálidas, 
inquietantes, 
seductoras, 
melancólicas, 
aterradoras. 

Te atrapan e instan 
a buscar la luz tras los colores 
o logran que los rechaces 
y desees romper el cristal 
en tantos pedazos  
como matices lleva. 

Para vivir, un cristal, 
un recorte de verdad a medias 
por donde mirarte 
y mirarlo todo. 

 Alterar el reflejo 
una a una 
 otra a otra, 
por donde ver el mundo 
con mirada tierna,
divertida, 
mustia, 
pavorosamente triste, 
enloquecidamente alegre, 
asustada, 
enamorada, 
horrorizada, 
viva, 
o con los ojos finados 
de aquel que ya no sabe mirar. 

Para vivir ,
el alma,  
una vidriera de colores. 



Nená de la Torriente 

domingo, 28 de agosto de 2016

DES EQUILIBRIO



Tanto tiempo. 

Tantas veces. 
El sonido del corazón 
tiene un lenguaje menos mecánico 
que muchas palabras. 
¿Debería llamarlo ruido 
y no seguir escribiendo? 
Las emociones no se disfrazan 
aquí dentro, 
ni se construyen en frases 
ni cambian de color 
como las costumbres 
de los propios lutos. 
¿A qué llamar poesía? 
¿A qué clase de belleza 
diferente,  
a algo que nos haga latir 
distintos 
y ser un todo común 
en un instante? 
Siento amor, 
generosidad, 
ternura. 
¿Qué clase de herramientas  
he de emplear para que todo esto 
no se pierda 
o no se venza en sufrimiento? 
¿Tan difícil es ser un humano 
sin volverse egoísta, 
frío, 
rama de cualquier árbol 
de ésta o aquella arboleda? 
Me venden el equilibrio tan barato 
que me asusta, 
tan sencillo 
en mundos fieros y complejos 
que ojalá fuéramos tréboles 
en prados verdes 
esperando sólo la amanecida, 
para dar de comer 
a los caracoles. 



Nená de la Torriente

viernes, 26 de agosto de 2016


Cuento los minutos. 
No vuelan, 
caminan encima de mis piernas 
con sus zapatitos de tacón. 

No quiero ser paloma, 
la paz no está en las aves, 
ni en aquellos que aman  
sólo 
los 
animales, 
a menudo maltratan a los hombres. 

Tampoco está la paz en aquellas 
que defienden su sexo 
como refugio y fortaleza. 
Suelen destronar 
la ley natural 
en pos de una guerra absurda: 
Nunca se corrige un error 
con otro. 

Ni en el exceso de la idea 
nace la verdad absoluta, 
sí la necedad. 

No quiero ser bandera, 
que mi cuerpo me pertenezca a mí 
no al pedazo de greda 
donde vayan a dormir mis huesos.  
Las telas se rasgan por dineros 
y por un trozo de paño se mata. 

Cuento los sonidos de la noche. 
No me hablan, 
susurran soledades idénticamente mudas. 
Lamentable es ser origen y causa 
de tanto despropósito, 
y al tiempo 
ser una creación tan maravillosa. 


Nená de la Torriente

sábado, 13 de agosto de 2016

LIMANDO ESTRELLAS 


Intento no desastrarme tanto 
y pensar que los sueños 
no tienen puntas con filo 
sino filos de broma, 
que puedo acercarme a ellos 
y balancearme 
hasta descolgar las estrellas 
que desde allí lucen  
como la Navidad de los niños. 
Intento no devolver la cuchara 
de este plato con azúcares 
y endulzantes falsos, 
añadir algo de mí misma 
para que no quede sólo el hambre 
como la voz y el apellido más alto 
en mi singlar por este mundo. 
Intento que me crean tal y como soy 
y como cambio, 
pasión sin propósito de obtener, 
alcanzar, raptar o llevarme de otro 
cualquier cosa, 
ser libre y más allá de eso 
puro sentimiento, 
capaz de abrazar el aire 
sin pedirle un anillo ni un penique. 
Intento olvidar lo que encuentro 
cada día, 
de esquina a esquina, 
inoportunamente, 
miedos mayores que los míos, 
una mudanza de almas más iracunda 
que la propia imagen de la muerte, 
porque para vivir así nada vale la pena. 
Intento evitar y esquivar la mentira 
que se me ofrece porque no es mía, 
por más que jueguen a compartirla 
como un juguete que no pasa de moda 
al que hay que llevarse a casa. 
Intento no ahogarme en esa última lágrima, 
porque siempre me digo que será 
la última, 
y levanto la barbilla como un sapo 
que quiere croar saltando de la charca 
y no logra más que hipar con un suspiro. 
Intento no renunciar a las filas 
sabiendo salir de ellas, 
estar entre todos siendo su yo 
y mi yo mismo, 
un doble perfecto que acepte ser 
lo que desea sin crear distancia 
y desamparo. 


Nená de la Torriente

lunes, 8 de agosto de 2016


Desde el primer encuentro 
ya éramos viejos, 
y marinos 
y peces con la boca rota 
por un anzuelo retirado 
con impaciencia. 
No nos preguntábamos 
si quedaban otros océanos 
ni bolsillos donde escapar 
de un destino tan crispado 
como asfixiante, 
ni sabíamos distinguir 
el sabor salado de nuestros 
cuerpos  
de ese otro, también salado, 
de la atafagada atmósfera. 
Tú me miraste con ojos de  
'Esto es el Azar que marca cada 
arruga' 
y yo clavé los míos en los tuyos 
con enojo. 
Ese día dejé de ser vieja 
y marina
y pez de boca rasgada.    
Desde entonces 
no he dejado de caminar 
y aquilatar las verdades 
acerca de todo 
cuanto he conocido.  


Nená de la Torriente