domingo, 30 de noviembre de 2014

SEA

Si ha de mirarnos la vida 
que sea con otros ojos, 
que nos recorra 
como el rayo de luz de una lámpara 
hurona siempre a lo que se ensambla. 
Nada alindada. 
Que sea el ojo que nos invada y nos penetre, 
enfundada en un no-vulnerar de saliva 
que nos perfore hasta el mismo hueso. 
Ramera y madre, 
matriz de todos los sueños y 
de todos los desaires, 
como la boca del perro que nos muerde hoy, 
y que ayer nos lame. 
Si ha de alojarnos la vida 
que sea sin ungüentos ni retoques, 
sin las palabras tentadas de tantos versos 
deslucidos tras un dogma u otro, 
sin purgar las mentiras 
ni despejar las verdades, 
sin prorrumpir juicios. 



Nená de la Torriente

sábado, 29 de noviembre de 2014

Todas las sombras parecen iguales, 



reconvierten su espacio finito 
en un silencio doloroso.

La tensa piel de un tambor 
hablando herida, el estallido sordo, 
la resonancia que esgrime el eco 
antes de recorrerse. 

Todas las sombran parecen iguales 
pero son distintas, 
aunque caminen con los pies en el aire 
y articulen negros con humor de grises. 

Códigos pausados con contraseñas únicas, 
rehenes que evitan la luz como la desgastan, 
lábaros sin Roma ni fe 
a lomos de un replegado  cuerpo;

y de entre todas las sombras tú
golpeando mi ventana, 
perpetuándote al otro lado del cristal 
clandestino siempre. 

Impasible y álgido, 
como todas las cosas 
que no se rozan nunca. 


Nená de la Torriente

Ahora 
Ahora son días de

No son días de hoguera, 
lo son de sol reluciente y 
revolucionario, 
de pedalear en el aire, 
de boca a boca con besos, 
de abrazos largos. 

Días para desarmar la tapia, 
arrancar el verdín y 
 expulsar al caracol, 
la voz sumisa. 

Tiempo de empujar el tronco seco 
y hacerlo caer al suelo,  
de voltear la hojarasca 
y repoblar otros campos. 

Son días de pasión y de gloria, 
de ternura gritando en la acera, 
de asombro sin melancolía. 

Días de anafilaxis de lo pactado, 
de alumbramientos en cada gesto, 
de renuncia a la sordera. 

Lo son para amar sin límites, 
para abandonarse a la intención 
nunca más a la palabra. 



Nená de la Torriente



viernes, 28 de noviembre de 2014


Piedra a piedra concluye el muro 
para seguir sosteniendo cuerpos. 
Ya éramos dos, 
ya fuimos cuatro y 
nos seguía pareciendo poco. 
Almacenados en una firma 
a pie de página 
dispusimos que la hora había llegado 
y fue ella la que debía presentarse, 
y era ella a quien debíamos tener miedo. 
Pan y vino fuimos, 
el plato y la cuchara con los que hacer ruido. 
Volcados en nuestro propio firmamento 
no vimos caerse el cielo, 
pero al final de todo 
(en el silencio que asume el muro) 
comprendimos el lenguaje 
de la mañana, 
y su inmensa perspectiva. 



Nená de la Torriente

Tal vez seas savia algún día 
y en su recorrido vertiginoso 
conocerás el mundo. 
No quedarán pecados 
ni recompensas que celebrar 
al broche de un anuncio. 
No habrá más noticia que el verde 
en su extraño precipicio interminable. 
Ser fluido y elemento de un todo, 
generoso alimento, 
generosa luz. 
Tal vez seas savia algún día 
describiendo un camino sin vértigos, 
buscando las alturas sin consecuencia, 
y tal vez al fin 
podamos reconocernos 
en cualquier insignificante roce. 



Nená de la Torriente

martes, 18 de noviembre de 2014


lunes, 17 de noviembre de 2014


Temprano se vuelca la inocencia 
sobre tu boca, 
cuando te abren de impar a par 
en busca de placeres y 
sigues siendo una niña. 
Los demás son la colina 
que escupe al cielo, 
tú el pez que pasea por sus nubes. 
Cuando pasan pisando escarchas 
en noches de ardentía 
reconozco tu paso 
de entre todos los sonidos, 
nadie más que tú 
sabe amasar el fuego 
y parecer inmóvil 
en el flamear de las llamas. 
No me abandones nunca 
en el desmayo de este cuerpo, 
deporta a la mujer esquilmada lejos, 
muy lejos, 
donde nadie sepa encontrarla. 



Nená de la Torriente

domingo, 16 de noviembre de 2014

Derribo


Lo cierto es que sólo encuentro roca. 

Las olas de mi verso se van haciendo 
menos corretonas 
por llegar al final a la costa, 
esa de arenas cálidas 
que nos habían prometido. 

No he querido dar mal a nadie 
sólo he buscado un sitio 
que no pueden concederme, 
quizá porque no soy de ninguno 
o porque están todos ocupados 
con convenientes 
convenidos términos. 

Aún así, 
espero no dejar nunca de creer 
en el movimiento constante del mar,

por si acaso algún día…



Nená de la Torriente

viernes, 14 de noviembre de 2014

Buenos días


Buenos días mundo, 
hoy no amanezco contigo 
tú me acompañas. 
He vuelto a pintarte como te veo 
con trazos sencillos, 
con colores mansos, 
y me poso en cada jadeo 
que nos devuelves 
con el menor de los enredos. 
No creas que miro hacia a otro lado,  
ni que renuncio a sostener el peso 
de todo lo que gravita, 
pero sí traveseo 
con lo que te hace más bello, 
más humano, 
menos ofensivo, 
hoy al menos. 

Buenos días mundo. 



Nená de la Torriente

miércoles, 12 de noviembre de 2014


Voy a seguir cantando pretéritos 
cuando lo que quiero es bailar. 
Desnúdame hoy 
no lo dejes para mañana, 
desátame de esta menguante manera 
de morder las manzanas, 
en la que oprime el labio comedido 
y no la saya de dientes 
voraz y cautivadora. 
Mírame bien y dime 
si es a ella a quien estás buscando, 
que yo -ella-
correré deprisa a arrojarme 
por los balcones, 
porque no puedo ser el sueño de 
ningún galán sin que me dé la risa 
suicida. 
Cada vez quedamos menos 
a cartear silencios, 
a decir estoy en conciencia ocre. 
Lo cierto es que me sobran verbos 
de aquí a Marte 
para demostrar que existo, 
y aún quedamos  
muchos menos 
que nos importe todo esto un ají. 

Ya ves, 
sólo quiero bailar 
y siempre canto. 



Nená de la Torriente

martes, 11 de noviembre de 2014

Hoy lloraré por el mundo,  de nuevo. 


Me he caído a escasos milímetros 
de tu boca, 
como una palabra que no cabía 
o que tus labios no la han dejado entrar. 

Si voy a ser silueta 
escojo la sombra de una hoja sobre el suelo, 
sin otoños que la derrumben 
por una cara 
y sin inviernos tan grises que la roben 
su opaco reflejo. 

Siempre aprendo despacio,  tanto, 
que es doloroso sentir
cómo se despegan las imágenes 
de los ojos, 
y cómo la lluvia se amontona 
en una rampa invertida 
en la que nunca sé situar el cielo. 

Tal vez me he hablado demasiado, 
como una Cenicienta que busca su baile, 
su zapato,  su príncipe, 
hasta calzar la carcajada más decadente 
donde no se halla el sonido, 
justo en el pie descubierto. 

No espero volver a escuchar mi nombre 
en el peculiar sonido 
de tus pestañas, 
ni que me lamas el dedo para robarme 
el turno; 

el tiempo ya no es un grado,  
en el fondo nunca fue un grado
desde que las canas empezaron 
a parecerme benévolas. 





Nená de la Torriente

sábado, 8 de noviembre de 2014

Amar al poeta


 Me he pisado el talón 
-cada sábado lo hago- 
como me muerdo la lengua 
cuando me atropellan las palabras. 
El escritor dijo: 

Toda la poesía es verdad, 
si no es verdad no es poesía

El amor es mi pasión 
pero lo desconozco tanto 
que a menudo me asusta. 
Es tan inglosable, 
tan tímido en delimitaciones, 
tan apócrifo y contrahecho 
cuando quieres pintarlo, 
que apenas sí quedan letras 
para signarlo en condiciones 
y escapar por la puerta grande. 
Abres el abanico de la querencia hacia todo 
porque el amor a lo pequeño 
lleva tanta carga 
que desconcierta, 
es incomprensible, 
voluble, 
extraño. 
Aunque no lo creas tu verdad 
es como la mía, 
estúpidamente ausente. 
Sólo hablamos de luz, 
no de certezas, 
del impulso para permanecer en pie 
una ronda 
y todos sus relevos. 
Nos hemos quemado muchas veces 
en la hoguera 
por entusiastas 
cuando la palabra bruja no existía, 
conscientes 
de este vivir breve 
en un camino demasiado largo. 




Nená de la Torriente

TREGUA

¿Buscar qué cosa? 
Buscar 
buscar 
siempre buscando 
¿Buscar hasta dónde 
para qué 
hasta cuándo? 
Buscar el raso en el nublado 
lo coherente en lo absurdo 
lo embebido en lo simple 
buscar lo impropio en lo sano 
lo sano en lo pernicioso 
el alcohol en el refresco 
el hielo en el vaso 
el vaso en el pecado 
el pecado en el refugio 
el refugio  ¿de quién? 
Buscar el acento en lo llano 
el pico en el hombre 
la pluma en el pescado 
el roto en lo encadenado 
la pausa en el huracán 
la risa en la lágrima 
el perro en el gato 
Buscar ¿por qué? 
La puerta de entrada 
el exit iluminado 
la llave en el pie 
el amarillo edulcorado 
el sexo sin cuerpo 
lo envolvente en la nada 
la caricia sin piel 
¡no! 


Me echo 

Presento mi  dimisión  
mi renuncia  inmediata. 



Nená de la Torriente

viernes, 7 de noviembre de 2014

V o s o t r o s

Sois vosotros pájaros del paraíso 
los que me mandáis al barranco. 
Es vuestra decepción juvenil, 
el inconformismo, 
ese abrirse de venas 
por todo o por nada. 
Me recordáis a mí 
yaciendo difunta, 
a las llagas infringidas 
por esa endiablada 
incomprensión del mundo. 

El dolor,  tanto dolor, 
la tela rasgada 
antes de ser tejida, 
la piel y los huesos desnudos. 
No quiero volver y 
me arrastráis vosotras 
aves sublimes, 
me empujáis a un abismo 
del que salí malherida, 
me devolvéis a la arcada 
que un día fue 
la única 
palabra 
articulada 
en mi boca. 

A la soledad, 
a la angustiosa soledad 
que amaba 
y despreciaba tanto. 
Conozco vuestro lenguaje 
de pico a labio, 
la pesadilla, 
la insaciable sed, 
el hambre 
como un golpe seco 
donde se mutilan los sexos. 

Sois vosotros los que me ahorcáis 
la sonrisa 
con cada mueca exangüe, 
y aún pensáis 
que no entiendo nada 
mis divinos idiotas. 




Nená de la Torriente


Cuánto hay de amor en un beso, 
cuánto en un abrazo que se inspira, 
cuánto en un te amo repetido 
de un lunes a un sábado cualquiera. 
No creo en las palabras que no diría, 
ni en esos besos de lenguas cortas 
que lamen vasos, 
tampoco en los abrazos de los ciegos 
que van buscándose a sí mismos 
en el latido de los otros. 
Sé de la palabra que se mastica, 
del beso que se bautiza en otra boca 
y del abrazo que eleva a un ser humano, 
sabiendo o no, 
el amor que le profesas. 

Si fuéramos vecinos… 
Notarías mi presencia. 





Nená de la Torriente

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Ella es así


Ella es así no siendo cuerda, 
un improperio a media sonrisa 
volcando el gesto, 

la dosis más alta de la sin medida 
pidiendo paso a la agonía 
para que no encuentre el precipicio 
sin ella; 

y es tan bella, 
que en su locura encuentro razones 
para buscarla más allá de lo inaudito. 


Ella es así no entendiendo qué. 
No le queda más tabla que recorrer 
a su ola, 
ni más tiempo acumulando vértigos. 

Nervuda en un mar de enajenados 
persiste en su ir y venir 
remendando términos inconexos.

No deporta así a sus demonios 
-hermosos ángeles con caras sucias-, 
sólo les habla. 


No hay una herida, 
hay un roto enorme sobre un agujero infinito, 
un grito capaz de atravesar cualquier grito 
y aborrecerle por llamarse igual. 

 Ella es así no sabiendo quién. 





Nená de la Torriente