viernes, 7 de noviembre de 2014



Cuánto hay de amor en un beso, 
cuánto en un abrazo que se inspira, 
cuánto en un te amo repetido 
de un lunes a un sábado cualquiera. 
No creo en las palabras que no diría, 
ni en esos besos de lenguas cortas 
que lamen vasos, 
tampoco en los abrazos de los ciegos 
que van buscándose a sí mismos 
en el latido de los otros. 
Sé de la palabra que se mastica, 
del beso que se bautiza en otra boca 
y del abrazo que eleva a un ser humano, 
sabiendo o no, 
el amor que le profesas. 

Si fuéramos vecinos… 
Notarías mi presencia. 





Nená de la Torriente