A cierta distancia
tu risa 
me llega como un
soplo de viento Sur 
sobre el monte
cántabro. 
A cierta distancia
tus ojos 
son luces bailando
en las jarcias, 
buscando el mimo de los astros. 
A esa distancia
tus manos 
cubren las mías
como lluvia sin estación 
ni crono. 
A esa distancia tu
voz 
es la albahaca barrida en olores  
reclamándome en su humedad glauca. 
A cierta distancia
tu nombre 
es el mundo entero 
absolutamente urgente
y redondo.
absolutamente urgente
y redondo.
A cierta distancia
tu cariño 
es como un inmenso prado 
de amapolas crecidas,
de amapolas crecidas,
tan vivo, 
tan único
como rabiosamente indómito.
tan único
como rabiosamente indómito.
Nená de la Torriente
