martes, 4 de noviembre de 2014


A cierta distancia tu risa 
me llega como un soplo de viento Sur 
sobre el monte cántabro. 
A cierta distancia tus ojos 
son luces bailando en las jarcias, 
buscando el mimo de los astros. 
A esa distancia tus manos 
cubren las mías como lluvia sin estación 
ni crono. 
A esa distancia tu voz 
es la albahaca barrida en olores  
reclamándome en su humedad glauca. 
A cierta distancia tu nombre 
es el mundo entero 
absolutamente urgente
y redondo. 
A cierta distancia tu cariño 
es como un inmenso prado 
de amapolas crecidas, 
tan vivo, 
tan único 
 como rabiosamente indómito. 



Nená de la Torriente