jueves, 30 de octubre de 2014


Llámame por mi nombre 
y que la sombra me adelante, 
que construya pensamientos a solas 
donde no nos ensamble la luz. 
Sí,  llámame por mi nombre, 
ese con el que tú me retratas, 
me acaricias, me descifras, me detallas. 
Déjame llevarme de la mano
sin uniformes ni ceremonias.
Qué importa si cruzo la calle y me pierdo, 
si barrunta esta trenzada melena 
en lugar de mi mente. 
Qué importa que los días quieran pasar 
por mis dedos, 
si su única intención es aferrarme 
allí donde el espacio no se cuantifica. 
Anímame a vivirme 
en ese puñado de instantes 
que no precisen de academia, 
ni siquiera de aprestados métodos 
que no hayan oído hablar 
de mi fragilidad. 



Nená de la Torriente

martes, 28 de octubre de 2014

Poesimetría de las cosas comunes


A veces un yo muy grande 
hace que no quepas en la cama, 
ni en la sala de estar, 
ni en el plato de la ducha. 
Un yo muy grande da mucho trabajo, 
demasiada atención, 
silencio a discreción, 
ser confesor y paciente. 
Para vivir con un yo muy grande 
hay que entender que el capricho 
es connatural a su presente, 
el ahora sí,  ahora no, 
'tú estás aquí para atenderme'. 
Terminas comprendiendo 
que tu lugar no existe 
como algo delimitado y propio, 
tus heridas se curarán solas, 
tus problemas los oirá la pared más próxima 
o la almohada más rozada, 
y tu inquietud 
-si es que aún la tienes- 
se deshará como un hielo en la boca, 
casi tan dolorosa 
como estúpidamente. 


Nená de la Torriente

lunes, 27 de octubre de 2014


Con el rasgar de las cuerdas 
recuerdo mi nombre, 
apenas unos gramos de peso 
derrocados a la izquierda de la cama 
sin hacer ruido, 
sin doctas ni ampulosas palabras 
y sin el apunte de éste o de ese libro 
tan soberbio 
que eleva las mareas y enaltece 
aún más lo que brilla. 
Reconozco que no glorifico ningún apellido 
ni me aprendo reseñas de memoria, 
la decepción sólo se amontona 
en esa estancia que no está escrita. 
La poesía es como la vida 
pero con un traje más tenorio, 
el mismo pulso, 
la misma voluntad, 
el mismo privilegio. 



Nená de la Torriente 

sábado, 25 de octubre de 2014



Buscas tus pasos en la eminencia del terreno, 
lejos del páramo todas las huellas 
no parecen iguales. 
Confías encontrar la similitud más exacta 
que defina tu nombre y tus paisajes, 
verte entre las marcas del prófugo solado. 
Te acercas a mí y llegamos al final del comienzo, 
el tránsito es el verdadero lenguaje 
que nos reconforta, 
el sello que nunca tiene tinta en la suavidad 
de unos labios. 
Nos convertimos en amanecer y en deseo. 
Nos renovamos con la primera mentira 
y en la última forma de resurrección. 



Nená de la Torriente

jueves, 23 de octubre de 2014


Tiembla la tierra, 
se estremece como la piel 
expuesta. 
Si te arrimas a la orilla misma 
del mundo 
verás caer las estrellas 
una a una, 
precipitarse confusas 
sin saber dónde 
queda el cielo. 
La tierra se enronquece, 
le duelen los garrones 
por vieja 
y la voz incoherente de los hombres, 
el látigo que separa el amor del juicio 
sin ninguna prudencia. 
Si atiendes cuando el sol no la quema 
oirás su desmedida queja, 
millones de talones la desgajan
en herida,  
la obligan 
a no perder 
nunca 
la memoria. 




Nená de la Torriente

miércoles, 22 de octubre de 2014

PARADOJAS

El peso del junco oscila 
como el de este cuerpo infundado. 
A veces floto inocente de ayunos 
en las superficies plácidas del agua. 
En otros compases, 
tanto dolor en lodo sobre aguas 
me vence hasta lugares desconocidos 
pero sigo aclamando a la vida 
con diferentes voces. 
Dónde quede la mesura 
de este regateo conmigo  
no será en las palabras, 
que se vierten como hijas revoltosas 
jugando a coser flores sobre las aceras 
y a borrar semáforos en todas las avenidas. 
Tu fe en mí no me crece,  me acompaña  
y hace que la soledad tenga un nombre 
mucho más pequeño, 
tan silencioso 
que me permite atender 
-con serena impotencia- 
mi pugnaz y permanente disparidad. 



Nená de la Torriente

domingo, 19 de octubre de 2014

Te nombro

No sé del sexo de los ángeles 
ni de auroras más sutiles que tus ojos. 
No sé de camerinos más lejos 
que el cuerpo de uno mismo, 
ni de sonoridad más hermosa 
que la de tu risa. 
Tampoco sé si es de este año 
o de cuando el calendario queme, 
el segundo que tenga que irme; 
si me amarás expreso y dilatado 
o veré cómo se astillan las caricias. 
No sé porque te nombro tanto 
en este traqueteo amanuense 
o cuando se aplaca la luz, 
si me naces siempre 
con la primera sonrisa   
que será como la última. 



Nená de la Torriente

viernes, 17 de octubre de 2014

-Poemas sin pulso-

Demasiadas huellas sobre el piso 
de las que no nacerán jardines. 

Anda sobre la hierba, 
entre pequeñas hormigas 
que bordearán tus talones, 
sobre el barro, 
donde las burbujas de agua se hablen 
y formen riachuelos ínfimos, 
porque no sólo al caminar 
afloran las pequeñas cosas, 
es preciso elegir los caminos 
donde la vida las reclama. 
La belleza agoniza 
cuando es sólo un trazo 
de algo que no respira, 
no crece ni se multiplica, 
es un silbido átono, 
bellas palabras 
sobre una alcatifa sin hilos. 





Nená de la Torriente

miércoles, 15 de octubre de 2014

Pétalos negros


Busco a Dios en tus ojos 
y en el paso sin cadencia de mis pies. 
Lo busco en un mundo 
donde se le maldice como 
una autoridad política cualquiera, 
capaz de apartarse  
de las necesidades del hombre. 
-
Tenme en lo que quieras 
pero no me maltrates. 
Víveme en tus juicios, 
en tu presencia  invidente, 
en tu piedad sin recursos  
y en esa ignominiosa manera 
de juzgar el mundo, 
pero no esperes que levante una puerta 
para que tú la cruces, 
para que te acerques a mí sin reservas. 
-
Los niños no son la esperanza. 
Sólo nos salvarán de nosotros mismos 
si no les cargamos con nuestras propias 
maletas. 
Los niños son la vida,  
el puente que ha de librarse solo, 
el trapo que no se ha constituido 
en bandera. 
La sin promesa. 
El corazón nuevo. 
El texto que no entiende de fonemas. 
-
Tantos argumentos rancios. 
Tanta carga mal llamada
emocional 
para salvar el mundo. 
Tanto lenguaraz con un pie 
al borde del precipicio. 
Tanta moral sin moralidad ninguna. 
No puedo entender el absurdo 
corporativismo humano 
(no vale todo, no todo es defendible) 
Nunca hemos sido dioses, 
sólo somos rumbos perdidos 
en un inagotable laberinto. 
-



Nená de la Torriente

lunes, 13 de octubre de 2014

a SOLAs
Negociamos con lo invisible. 

Frente al techo blanco sin divinidad 
nos recostamos, 
concedemos al silencio un sitial compartido, 
todo y nada puede engendrarse 
porque hasta la nada se engendra 
cuando perdemos la mirada 
en la claridad de lo no escrito. 
En ese espacio de techo 
con ausencia de curvas, 
busco la redondez del íntimo paisaje, 
la voz amiga, 
el jardín poblado que me invite al refugio 
o ese mar robado donde desaparecer. 
No hay noche que no me atrapen sus hilos 
pausados, perdidos sin ningún laberinto, 
el contacto con ese vacío tan lleno, 
el tiempo que se llena de palabras 
con el propio duelo, 
sola, 
a solas, 
con la ausencia amable del color. 



Nená de la Torriente

domingo, 12 de octubre de 2014

DISTINTO

Allí donde se alargan las raíces 
tú pervives. 
En el rosario de ramas y hojas, 
tu perfume. 
Saber de ti es acariciar las distancias, 
entender que la línea curva es la marea 
de la línea recta, 
aprender que un ángulo es el micro segundo 
de un ala que está jugando. 
Si supiera cómo llegar a ti 
no andaría, 
suplicaría a mi cuerpo el gran salto, 
mudar mi piel,  mi saliva, 
hacerme a tu carne 
desde la transparencia 
más nítida. 



Nená de la Torriente

viernes, 10 de octubre de 2014

-El viaje más largo de todos-


Hay tormenta en este acantilado 
y ya no prometo. 

Distingo el olor de las rocas 
en su humedad compartida,  y 
tal vez quisiera ser como ellas, 
pero no sé aferrarme a la tierra 
ni a su contenido de barro 
sin suspirar por los grises de cielo, 
y añorar su desmesurado temperamento. 

Amo el agua,  como el amor 
en su estado más inocente, 
sin el propósito y la demanda 
de un cuerpo sobre otro cuerpo 
y su demarcación más ostensible. 

Así se descuelgan las promesas, 
una a una, 
por imposibilidad de contrato, 
o al menos 
por la falta de ambición. 

Preciso de ese libre ademán 
de todo cuanto amo 
alargando sus dedos al infinito, 
para que las raíces no dejen de crecer 
hacia el cielo, 
donde su recorrido sin duda 
se concibe mucho mayor.



Nená de la Torriente

jueves, 9 de octubre de 2014


Detengo el pulso para dejarte pasar. 

No sé quién soy y acaso no importa,  
que de andar se descubren otros misterios 
menos cerca de uno y de la propia identidad, 
pero más próximos a ese estado de anuencia 
con el mundo. 
El árbol no se tiene en común número, 
ni en ser,  ni en acuerdo,  y 
renueva con oxígeno los espacios, 
tampoco una a una las gotas de lluvia 
que amamantan los campos, 
ni el enorme sol con su incesante movimiento. 
No me tengas miedo, 
que mi yo no busca definirse 
como tantos que van buscando cautivarse 
en un sólo punto. 
No, 
no voy a respirar tan alto 
que este equilibrio 
se desvanezca. 



Nená de la Torriente

miércoles, 8 de octubre de 2014

Gloria
Desde mi vientre 
la marea se precipita,  y suenan 
adagios melancólicos 
pronunciando la palabra vida. 
En los dedos de mis manos,  
ellas tan torpes, 
crece el hambre de amar 
lo que aún se ignora, 
y cubrir de antojos lo que vive dentro 
de todas las cosas. 
Tengo arresto y osadía para darme 
en el agua desde el mismo agua, 
y llorarle a la lluvia para caldear sus gotas. 
No pretendo ya que me sigas, 
ni que proyectes tu sombra 
junto a mi sombra. 
Me has demostrado que eres todo 
lo que no permanece, 
lo dubitativo en su estado más indolente, 
la palabra que mece el suspiro, 
el no,  
el sí,  
el nunca se sabe. 



Nená de la Torriente
Acaricio la idea 
de borrar de mi todo lo que sobra, 
pasear hacia un final de infantil maravilla 
y arrojar arena en los tejados, 
siempre tan anegados por tormentas. 
Sospecho que nadie querrá seguirme 
porque nadie ha querido buscarme,  y 
estoy en ese paso tan parecido 
al que carga la bailarina, 
en la sombra de su propio cuerpo. 
Me duelen los niños que no han recibido 
lo que de suyo les fue prometido, 
y los ancianos tristes que habitan 
en destartalados cajones. 
Me duele la absurda soledad 
que trastorna, 
y la soberbia del que se piensa cimero 
en esta cadena de desatinos, 
y desconoce el dulce tacto 
de la mano que auxilia.
Pero en esta pagaduría de ambiciones
todos tropezamos con talones, 
bordillos y portalones con cierres, 
y el corazón busca la forma 
de volvernos cándidos, 
e inundarnos de luz. 



Nená de la Torriente

martes, 7 de octubre de 2014

Amor


Perdóname si te hablo bajito 
y presumo en tu brazo 
por toda la calma que me das. 
Perdóname  porque nunca he sabido 
hacia dónde  mirar ni por cuanto tiempo, 
y estando contigo 
siento que las estaciones han pasado 
sin nosotros. 
En este estado de paz casi embarazoso 
presiento que tanto bueno no es bueno, 
y que ocupo un lugar que no debo 
por no ser merecido, 
y es que vuelco mi alma en la tuya 
como lluvia sobre lluvia 
y te invado sin que te des cuenta. 




Nená de la Torriente

lunes, 6 de octubre de 2014

-Entuertos-


Tengamos la fiesta en pleito 
que para descanso la siesta y 
ven a buscarme sin demora. 

¡Tú no! Ese que dijo que venía, 
sino aquel que aún no me lo ha contado 
y ya se ha unido a mis ojos sin un amanecer 
esquivo. 
                   
    *

No me duele la burla que se me inflija 
porque no soy yo la que está enredando, 
me duele la estiba de aquel que no puede 
con su excelsa soledad,  y 
anda mostrando su dolor 
con términos enardecidos.  

   *
   
Odio el miedo. 
En este mundo de miserias 
y agónicos despertares 
sobran las voces tibias, 
y el argumento del inapetente 
o el desmayado, 
no quieran convertir el mundo 
en la última cena. 

 * 

Sí,  me enfado, 
porque faltan raciones de amor 
y sobran ONGs de estadística. 
No quiero verme en un plato 
ni en una romana, 
quiero ser la que agujeree el aire 
con mi latido. 





Nená de la Torriente