Invisibles
libélulas, si anduvierais
con
dos piernas nadie os vería,
si
con dos manos aplaudierais
nunca
se fijarían,
aunque
el aplauso escuchasen.
La
voluntad de la invidencia
es
fiera una vez sacramentada,
porque
no existen maravillas
sólo
certezas y juicios manuscritos,
con
olor a pipa y ambarina barba.
Ser
predecible y cuantificable
borra
el descuido y el abandono,
según
el ciego el mal de este mundo;
la
autoridad y el mando
controlan
todo con su invidencia clara.
Y
todas las invisibles libélulas
revoloteando
de un lado otro,
imperceptibles
a los ciegos
-afortunadamente
para ambos-.
Ellas irán
musitando la magia
con
un verso por cada ala,
y
una nota por cada verso,
y
un beso por cada nota,
y
un milagro
por
cada una
de sus caricias.
Nená
Las libélulas, para mí, son afortunadas notas musicales y verbales:
ResponderEliminarhttp://estar-al-acecho.blogspot.com.es/2009/08/inquieta.html
http://estar-al-acecho.blogspot.com.es/2009/08/acrobacia.html
...el ciego mal de este mundo...
Tan mala es la ceguera tanto en lo previsible como en lo imprevisible.
He leído tus bonitas entradas, y es cierto que coincidimos en que la libélula suscita, de muchos modos, una magia especial, de hecho en algunos pueblos atrapa leyendas curiosas.
ResponderEliminarCuando las observas muy cerca y ves lo extraordinariamente complejo de sus alas, con rejillas tan bien construidas, y sus cuerpos tan bien hechos, la maravilla se multiplica.
Nená