Esa
suerte de mirar las cosas
sin
mirarlas,
y
con el rabo del ojo
-que
es más rabo que extremo-,
golpear
pasados soliviantados
siempre
buscando culpables,
no
es la mía.
Media
vida mortificando,
para
pasar la otra media
culpando
al mortificado,
es
de locos.
Hay
seres infelices,
incómodos, débiles, excoriados,
que
al no encontrar el camino,
la
medicina, el descanso,
buscan
un escalón, una colina
y
bajan rodando,
llevándose
por delante
todo lo que encuentran,
hasta
descubrir que eso les agrada.
Así
aumentan el grado, la alzada,
la
caída, y van buscando argumentos
para
ese acto a todas luces perverso:
'¿Pero
por qué te pones delante?'
Esa
mala suerte de no poder ver
el
cosmos en una simple gota de rocío,
ni
sentir el último rayo alejarse
enredado
en tu mejilla,
ni
saber del milagroso vientre
de
las cosas,
esa, sí la tienen.
Nená de la Torriente
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