lunes, 21 de mayo de 2012

-Epicentros-


Epicentros,  millones de epicentros 
buscando refugio y hablando de amor. 
La forma como encajarán esas piezas 
redondas es cuanto menos compleja. 
‘Yo me siento triste’. 
‘Yo tengo problemas’. 
‘Escúchame a mí’. 
‘Yo soy el que sufre’. 
Yo,  yo,  yo,  yo,  yo. 
Si esos epicentros en su órbita 
lenticular,  no pierden la imagen deforme 
de ese mundo que hay más allá de ellos 
-apenas inexistente- 
¿Cómo encontrar una pieza dónde encajar, 
o saber pronunciar la palabra amor 
con la plenitud de todas sus letras? 
No pueden pararse a pensar,  no saben, 
que cerca o al lado, 
hay otro yo que sufre,  otro yo 
que quiere ser escuchado, 
otro yo que tiene problemas, 
otro yo que se siente triste. 
Quizá se aman demasiado, 
con una clase de amor desconocida y rotunda, 
que se retroalimenta y es extraño, 
lo desconozco 
y me resulta escalofriante. 
Será que me gustan los puzzles, 
las uniones,  compartir cosas, 
la empatía,  la simpatía, 
y la tía María Luisa,  no lo sé; 
pero no me siento cómoda con 
esos núcleos circulares que giran 
sobre un solo punto. 




Nená de la Torriente

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