sábado, 30 de noviembre de 2013

-La vida-

A veces creo que esto es un cuento 
pero la mayoría del tiempo 
conozco la verdad: 

Es un relato corto. 

La prosa es hermosa, pero hago 
por colocarle jarrones con molinillos 
de viento y algunas amapolas, 

tan de seguidas las letras me bizcan 
y me ponen de mal genio. 

Por eso pongo velas en la ventana 
y barras de incienso,  
y canto a todas horas 
con mis lilas en el pelo. 

Muchos temen
el final del relato 
por si no les gusta cómo acaba, 
y ni leen ni adornan 
las esquinas de sus hojas. 

Si por lo menos creyeran
-de vez en cuando- 
que esto es un cuento, 
reirían como yo me río,  

con todo el cuerpo. 





Nená de la Torriente

viernes, 29 de noviembre de 2013



La lucha del dormido ¿está en el sueño? 
La lucha de la que friega diez horas, 
con sus largos minutos 
¿está en el mocho o en sus manos encallecidas? 
La lucha del que llora
¿está en la risa que después le brota? 
La lucha del que grita
¿está en que le oigan o en que le vean? 
Dime dónde está la lucha del que pasea 
¿en la reflexión callada que a su paso tensa? 
Dónde cuando aman ¿en no quebrarse? 
Dónde cuando odian ¿en que no les vuelva? 
La lucha del activista ¿en romper la norma? 
La lucha del justiciero ¿en impartir justicia? 
Dime dónde está la lucha del que añora 
¿en el regreso o en no olvidar nunca? 
El esfuerzo de cada día,  a ti, 
¿dónde te habita,
en qué forma o en qué cosa? 



Nená de la Torriente
Todo esto es lo que tengo: 





Tres pimientos verdes y tres zapatos viejos, 
un cuarto lo perdí una noche 
-haciendo psicofonías 
en el puente de los franceses- 





Daría un pimiento al que quisiera 
hacer un guiso de buen puchero, 

otro al que quisiera manejarme 
a su capricho, 

y un tercero al que creyera que sabe  
cómo es el ancho del vendaje
de mis heridas. 



Daría un zapato viejo al que yo amaseTodo 
como festín de las cosas perdidas, 
para que juntos lo tirásemos donde 
se arrojen los ayeres. 

Otro zapato regalaría 
al fiscalizador de "eres esto 
o esto vales",  siempre más 
si has atesorado muchas cosas. 

Y un tercero al que mirase detrás de la tapia 
como mueren las margaritas, 
y se conformase con un suspiro. 






Nená de la Torriente

jueves, 28 de noviembre de 2013

Ninguneada, 
agredida, 
mal pagada, 
insultada, 
humillada, 
despojada, 
minada, 
apartada. 

Mañana cuando no nazcas, 
cuando digas NO expulsando el aire, 
cruza la calle cantando. 

Revolotearán las ambarinas hojas 
como las notas de un pentagrama 
siguiéndote. 

Y aunque lo ignores,  tu No 
liberará a otras mujeres de 
su propio cadalso, 
porque tu canto 
llegará hasta sus oídos 
con cada zancada llena. 





Nená de la Torriente

-Chulona mía-


Tú que pisas por donde piso,
y yo que he pisado por donde pisaste ayer 
somos los nobles de esta magnífica ciudad. 








Yo que miro hacia arriba -como todos los que 
llevamos tiempo fuera- 
fascinada con las formas que rozan el cielo, 
y tú que miras al suelo,  sabiendo cómo salvar
las catalinas, 
somos la nobleza de esta ciudad. 

Él acurrucado en cartones,  y ella ebria de tinto 
en cartulina,  sentada en unos sucios escalones, 
son sus altezas en esta ciudad. 

Ellos arrimando codos gastados,  chato a chato 
sumando averías,  
una risa seca y tres achispadas, 
son sus excelencias en esta ciudad. 

Por eso Madrid es diferente,  distinta en credo 
y en estamento,  estrato,  cuerpo,  o categoría, 
Madrid es nuestra,  lamida a lamida, 
calle,  rotonda y avenida. 

Le dice ¡ay ven! Al que le rinde, 
y al oído o a las tripas: 
Soy tuya,  quédate más! 





Nená de la Torriente

miércoles, 27 de noviembre de 2013

No había elefantes en el Madrid de ahora, 
la situación política,  un thriller, 
y yo con mi caja de acuarelas y mi sonrisa 
eterna,   pisando las hojas del Retiro, 
pensando ¿qué hago ahora si no hay elefantes 
en Madrid? 



Tuve que inventarme algo grande, 
mucho más grande que los magníficos árboles 
del Retiro
¡Castillos!
De esos inflables
que sonasen a raspberry* con cientos de niños 
subidos en ellos: 
Niños grandes y pequeños, 
de bigote y barba y de piruletas rojas. 
Pero seguía faltándome algo en el Madrid de ahora, 
no había risas como antes. 
Un puñado de políticos 
que 
nos 
habían 
llevado 
la 
ruina 
no podían haber logrado eso. 
Tuve que inventarme la carcajada más grande 
que nadie hubiese escuchado, 
y las palomas del nuevo Madrid se levantaron 
hasta ocultar el cielo. 



Nená de la Torriente
*"pedorreta"

martes, 26 de noviembre de 2013

-Íntimo-

Vine hasta aquí 
a desligarme de las paredes, 
del ordenado desorden 
de lo que un libro cerrado 
formula sobre un ser humano, 
¿y contra qué lucho? 

Conmigo ya no, 
me lo había prometido, 
ni con mi sentido común 
ni con mis emociones. 
Con los voluntarios con quien 
tropezase menos, 
habiendo conocido lobos gigantes 
como yo misma. 

Pero la vida siempre tiene una tuerca 
que enseñarnos cuando crees 
que ya descansas, 
y en lo más insospechado, 
en lo más amorosamente tierno 
está la piedrecita 
que has de librar esta vez. 

En el fondo,  siempre hemos sido 
unos nómadas
cargando bultos. 





Nená de la Torriente

lunes, 25 de noviembre de 2013

-Por favor, sonríe-


Yo quiero verte sonreír,
verte sonreír
verte sonreír
verte sonreír.
Qué la carencia de…
Porras!
Qué si te falta un…
Porras!
Qué si se ha ido ya…
Porras!
Qué si esta fría tu…
Porras!
Yo quiero verte sonreír
verte sonreír,
porque tarde o temprano
todo se arregla
y tu sonrisa,  sin conocerla,  sé
que es ma ra vi llo sa. 

¿Cómo te atreves a privarnos de ella?
¿Quieres que se enfríe el mundo?

-Anda… Hazle caso a esta bruja-




Nená de la Torriente
 A veces me creo que se los llevaron
el almanaque o la lluvia, 
y se fueron en un mar de platas 
lleno de hojitas negras. 
Lavé su cara,  y su cara, 
y aquella otra tan nítida y tan querida, 
y se me fueron escurriendo 
en el agua pacífica y fría 
de la mar en calma. 



A  algunas pude besarlas,  a otras 
se las llevó la prisa de unos dedos 
demasiado débiles para sostenerlas. 
Amados ojos sin edades en el alma,  
que os fuisteis 
para que os amaran otras orillas, 
con otras manos y sus dulces besos, 
levantando el velo 
al blanco y negro y a la argenta helada. 






Nená de la Torriente
-No a las deudas afectivas-

No tengo una deuda con el mundo 
querido amigo, 
ni tengo miedo. 
He hecho mis deberes, 
he multiplicado a mis amigos, 
les hice sacar lo mejor de sí mismos. 
Fueron felices cuando iban de mi mano. 
No puedo decir que haya sido multiplicada 
por ninguno de ellos. 
No me empujaron a sacar lo mejor de mí, 
no les siento como aquel motor que me compuso 
ni como el recuerdo que tejió mis alas y 
aún las sigue tejiendo. 
No,  no tengo una deuda con el mundo 
querido amigo, 
ni tengo miedo a fauces grandes o chicas 
que puedan dañar un recuerdo que ya he perdido, 
porque nadie en este mundo 
se ha dañado más así misma que yo. 
¿Dónde están aquellos,  dime? 
¿Dónde? 


  

Nená de la Torriente
En este desafío de vivir 
tenemos la rama y el agua, 
de ellas mantenemos 
el momento de permanecer 
erguidos y notarnos 
en movimiento: 






¿Para qué sentir medias vidas 
si hay vidas enteras? 


Mójame,
ven hasta aquí y mójame, 
que yo seré esa rama 
que clavada en tierra te mire 
con ojos de savia, 
y tú descubrirás mis brotes
día a día
con el latido-látigo
de la sorpresa,
que atrapa el pecho
y el pensamiento
del hombre niño,
y del niño que sueña ser hombre.





Nená de la Torriente

sábado, 23 de noviembre de 2013

La memoria la utilizo muy poco 
por que nunca es nada como supuse 
que sería. 
¿Para qué mirar atrás si 
se escapa una lágrima, 
o se para el corazón dos segundos? 
El joven eso no lo comprende, y 
quizá –ojala- 
no llegue nunca a 
comprenderlo. 
Si envasará las creencias,
la ilusión obcecada,
esa píldora de verdadera fuerza 
que era capaz de cargar con cualquier 
cruz, 
o de esperar cinco años 
sólo por escuchar una pregunta, 
o de haber podido tomar 
un tren al infinito 
para pintar un sólo lienzo, 
tendría el elixir de la magia más pura. 
No hablo de inocencia, 
ni de idiocia, 
ni de juventud desmelenada 
con venas echando carreras, 
hablo de fe en que las cosas de este mundo 
que unen a las personas son misterios 
inquebrantables, 
y que la palabra amor no es ciega, 
cuando ahora de sobra sé que lo es 
-por eso tropieza tanto-. 
Y es que la memoria apenas la utilizo, 
pero lo hago para no creer realmente
lo poco que valemos con el tiempo, 
cuando no estamos ebrios 
de lo que sea. 




Nená de la Torriente
 Débil es el aliento que busca 
la debilidad de otro aliento, 
para crecerse alzándole, 
humana búsqueda como otras 
búsquedas más extrañas 
que he conocido. 
Pero a ese herido que va 
comparando heridas y horadando 
por el instinto de pura rabia, 
a ese no le entiendo. 
Todos, 
en nuestro cuidado de cicatriz, 
tapamos tres clavos en el lugar 
donde hubo dos agujeros, 
intentamos un esfuerzo extra, 
un poco más para que ese pliegue 
doloroso deje de incomodarnos. 
Pero no vamos abriéndolos a capricho, 
por el puro placer del arañazo 
y mucho menos proporcionándole. 
¿Para qué ser diente y oreja 
en una lombriz 
si has de lastimar una piel que sangra 
y que al mismo tiempo solloza? 

A la larga, 
o tal vez pronto, 
tu propia llaga se agranda. 




Nená de la Torriente

viernes, 22 de noviembre de 2013

“No sé por qué lloramos mejor con el cine
que con el argumento de la propia vida…”
Andrés Neuman
 
De mirillas de puerta hemos acumulado 
muchos años, 
fieles a la comprensión de que aquella 
visión era la de nuestro propio ojo. 
¿Será por eso que el óvalo nos suele gustar 
más que lo esquinado y no tuvo nada que ver 
nuestra madre? 




Cuando tocas lo que hay al otro lado, 
cuando no sólo confluyes sino que lo atraviesas, 
lo penetras, 
nada vuelve a ser igual. 
Te conviertes en uno más de aquellos que observabas. 
Has roto el juego, 
ya nada te protege. 





Nená de la Torriente

-Hipo de viernes 22-


Sabemos lo justo para meter el remo 
las veces precisas sin enloquecer, 
alguno lo mete en pértiga olímpica y 
hasta vive una temporada en vertical 
y nada,  se hace a las alturas, 
es cuestión de acomodar el cuerpo y de 
perspectiva. 
Uno justifica que,
  y el cuerpo hace el resto. 
Otros sin embargo no pueden, 
se maltratan,  se infringen el castigo,  y
son severamente despiadados. 
Se flagelan y se tatúan seriamente 
esos errores para que nunca se les olviden. 
Tanto unos como otros son unos memos. 
El caperucito que pasa lalaralarito 
-aquí no ha pasado nada- y 
el traumas llorón que queda marcado, 
son los dos extremos de una cruz 
mal construida, 
que al incorporarla se desmorona, 
y así las sociedades se desquician. 

¿Qué hacer con el error? 
Asumirlo, ni ignorarlo ni tragarlo 
como una píldora con tu nombre. 
Se observa y se corrige. 
No hay que ir de rodillas a pedir 
 disculpas tres veces,  ni 
hacerse el gracioso e ignorarlo 
como un patán en busca de pan duro. 
Del mismo modo cuando resuelves algo 
exitosamente, 
puede producirse el mismo proceso invertido, 
pues no: 
Obsérvese y aprendamos el camino tomado. 

-Están las celdas vitales demasiado llenas- 




Nená de la Torriente

-Jugando-

-Poema escrito a oscuras-

jueves, 21 de noviembre de 2013

Tengo que contarte tantas cosas 
¡tantas! 
que se me resbalan los dedos 
en el teclado, 
y si escribiese con el lápiz 
sé que le rompería la punta. 
Tengo que contarte 
que los días no tienen 
tiempo,  que el tiempo no existe, 
que al mundo le he dado la vuelta, 
que por fin sé 
lo que es no estar cuerda 
en esta dicotomía absurda 
de los sesudos. 
Ahora sé que lo sabido 
se olvida muy deprisa
-generosamente-
para dejar sitio 
a lo que aprendo nuevo, 
y que lo que sentimos 
no pasan por filtros como siempre 
nos han dicho: 
Sentencias sobre la amistad, 
cómo debe o 
cuánto debe guisarse. 
El amor,  quién da,  o cómo se toma. 
La felicidad en cuántas dosis. 
Simplezas,  sólo simplezas. 
Cosas que ya no me sirven. 

Ven a verme... 
¡Tengo tantas cosas que contarte! 





Nená de la Torriente