a
la velocidad del meteoro.
Si
es que te falta cuerda y yo
no
me escondo,
sólo
soy prolífica o fértil,
o
llámame conceptiva.
Algún
imbécil me llama creativa
que
es como decir que haces piruletas.
Pues
vale imbécil soy creativa,
además
de ser fértil o conceptiva.
¿Qué
no lo entiendes?
Yo
tampoco,
sale
de un motor extraño alojado
en
el vientre,
que me sacude cada tres minutos,
y
me callo muchos segundos, muchos.
Le
retengo todo lo que puedo, y
aún
más para que no lo llamen
escritura
automática
otros
gilimemos, que de esos, aún abundan
más
que de los de más arriba.
Y
así estoy con el estómago laxo y prieto
como
un músculo que no domino.
Pero
él me pellizca, y me pellizca,
y
cada vez que veo algo curioso
me
retuerce y me sube un chasquido
hasta
el ombligo,
porque
es mi medidor de lo bello y lo
horripilante,
lo amorosamente transpirable,
donde
sí entregarme,
donde
en breve salir huyendo,
y
donde huele a muerto
sin que nadie haya fallecido.
Nená de la Torriente