miércoles, 6 de noviembre de 2013



Hola,  me dice hola, 
cada día hola,  como 
un descubrimiento 
del habla. 
Le contesto hola, 
sonriendo hola,  
tantas veces como su hola 
sale danzarín de entre sus dientes. 
Si dijese lola,  o cola,  o mola 
le sonreiría de la misma manera, 
porque no es el habla, 
es el gesto, 
el ademán hallado 
entre esos dientes siempre torcidos 
tan tiernamente curvados, 
en un saludo encontrado 
por un hombre que parece un niño. 



  
Nená de la Torriente