sábado, 30 de noviembre de 2013

-La vida-

A veces creo que esto es un cuento 
pero la mayoría del tiempo 
conozco la verdad: 

Es un relato corto. 

La prosa es hermosa, pero hago 
por colocarle jarrones con molinillos 
de viento y algunas amapolas, 

tan de seguidas las letras me bizcan 
y me ponen de mal genio. 

Por eso pongo velas en la ventana 
y barras de incienso,  
y canto a todas horas 
con mis lilas en el pelo. 

Muchos temen
el final del relato 
por si no les gusta cómo acaba, 
y ni leen ni adornan 
las esquinas de sus hojas. 

Si por lo menos creyeran
-de vez en cuando- 
que esto es un cuento, 
reirían como yo me río,  

con todo el cuerpo. 





Nená de la Torriente