domingo, 17 de noviembre de 2013

La lluvia borra las marcas 
del animal que llevo dentro, 
del maquillaje que llevo fuera. 
Vuelvo a empezar con cada ablución 
del cielo. 
No sé adónde voy ni me importa. 
No nazco ni he perecido. 
No he perdido la memoria ni la fe  
pero soy otra distinta. 
No quiero sostenerme en las cosas 
de este mundo, 
en su seguridad efímera 
porque sé cómo es caerse de una escalera. 
Mi bastón está en el cambio 
y así me lo trae la lluvia, 
como se lo trae a la hierba. 





Nená de la Torriente