martes, 31 de enero de 2012


¿Dónde estás valioso Sancho?

Hoy me escuece el sol 
que se cuela en casa, 
injustamente le acuso. 
Puedo entender 
cosas complicadas,  enrevesados 
asuntos,  pero no algunos sencillos 
que se levantan ante mi como 
confusos monstruos. 
Sé que su claridad les envuelve, 
les sacude,  es casi un dicterio 
no entenderlo. 
El ser humano racional 
es factible,  hasta envenenado 
es comprensible, 
puedo entenderlo con complejos, 
pero no enamorado, 
así es imprevisible. 
Concibo las ilusiones por las cosas 
-siempre las he considerado sagradas-, 
el abandono,  la depresión, 
la ira,  la envidia,  del mismo modo 
que concibo la entrega,  la pasión, 
el desprendimiento,  y el otro abandono,
el del que no se quiere y se regala, 
pero no entiendo ese silencio frío 
en la mirada, 
del hombre que se ha ido 
y sigue viviendo, 
y todo lo que dice está vacío. 
Hoy es uno de esos días 
que me escuece el sol 
que se cuela en casa. 




Nená
Eres ese estallido de luces 
amarillas y vivas, 
el motín que mueve mi cuerpo 
hacia donde tú quieras. 
La manera consciente y descuidada 
con que me maquillo los dedos 
sólo por llegar a ti, 
y saco punta a los lapiceros 
para pensar antes de escribir, 
aunque nunca escriba con ellos. 

Eres la turbina,  el motor,  los pedales 
de mi bicicleta, 
sin ti,  ni un milímetro 
hacia ninguna parte, 
absurdo todo sería y 
yo un disparate,  un desatino, 
una sinrazón cosida a un cabo roto. 






Nená

No me cuentes nada, 
ni de la bolsa,  ni de los recortes, 
no me hables de presupuestos. 
Hoy Europa es París años 20, 
y vamos al café La Coupole. 
Antes pasaremos por la librería 
de Silvia Beach. 
Todo está aquí, 
la razón se ha enamorado 
del surrealismo. 
Libertad y despreocupación 
sin límite. 
Mañana dame un beso, 
y dime si ha subido el precio 
del pan y de la gasolina. 




Nená

lunes, 30 de enero de 2012


A penas nada 
una gota de lluvia sobre una hoja  
para sentir una humanidad  huida. 
Pubs llenos de humo, 
cervezas,  como cucharones 
en cuencos de oro líquido. 


Risas de ratón,  chistes malos, 
planos y manuales de política, 
flirteos sin previos 
antecedentes penales, 
innecesario cruzar una palabra. 
Un hola y la mano en el sacro,
un atropello ello. 
Las distancias son necesarias.
Las tonterías agotadoras.
Los chistes malos terminan ulcerando.
Los manuales de políticas 
están pasados de moda
como los engominados de domingo.
Y las risas de ratón,
con fila de encía arriba,
son como para regurgitar
hasta la primera papilla
-con mis más sinceras disculpas-
Nada, acepto que esto ya no me va,
que me van las tascas tranquilas,
el chato y el pincho vistoso,
la buena charla sobre la vida,
o la insustancial sobre lo que sea
que te haga sonreír un rato.
Madrid se ha vuelto muy joven
para esta menda,
o esta menda muy cansina.





Nená

Están en todas partes,  al descuido, 
cubriendo espacios muertos  con latidos. 
Observando,  desde cualquier punto 
a cualquier distancia,  un ojo, 
la lágrima que despacio  desparece, 
el ruido del ala de un insecto, 
ese haz de luz, 
que les ensarta el ala atrevido. 
Y hay otros,  como ellos, 
que también están, 
en todas partes,  sin descuido, 
pendientes de cada cosa, 
por desdeñable que sea. 
Y escudriñan,  diseccionan,  se alejan, 
miden,  huelen,  se emocionan 
y hasta cimientan otras cosas 
de aquellas que  contemplaron. 
Modelan extraños cachivaches, 
figuras contorsionadas, 
líneas y aros inviables, 
que otros vendrán y lo llamarán ingenio, 
maestría,  agudeza.    
Dicho con palabras altas: Arte. 





Nená
Me vendo a ti 
como ese vaso de agua, 
sorpresa verde 
sobre palma baldía. 
Otras,  eres tú el agua 
y yo el desierto. 

Me vendo, 
a veces me costeo 
sólo por estar contigo, 
por ser ese contraste 
que lleve a la discordia. 

Ya lo sé,  hubo un tiempo 
para ir pegando caramelos  rojos 
en cabello ajeno, 
sacando la lengua, 
y metiendo el dedo 
en las copas altas de los camareros. 

Pero ya no es lo mismo, 
todo es demencia, 
aniquilar,  o prender fuego. 
Me da coraje, 
travesura por diablura 
-la nuestra-, 
diablura por ira, 
psicopatía 'in crescendo'. 

Me gusta estar contigo 
porque todo lo que digo 
tú lo entiendes, 
hablamos distinto, 
respiramos de desigual manera, 
pero hay un pupitre común 
para ambos. 





Nená

domingo, 29 de enero de 2012

El sol de Madrid es distinto, 
es un colegial que se aferra 
a la pierna 
de su madre, 
es tan agradecido  
que lame las hojas de los  árboles secos, 
como piruletas 
en invierno. 



Se estampa en los ladrillos, 
en las paredes de los grandes 
edificios,  se agarra enrabietado, 
no quiere irse si ha salido. 
Es tan agradecido 
que ciega el rostro 
aunque haga frío, 
y quiere jugar a quemarnos. 
Le gusta la ciudad,  le gusta mucho 
con sus viejos edificios, 
con sus nuevos edificios 
y ese olor a viejo y nuevo, 
y a tantas culturas distintas. 
Creo que por eso juega 
como un colegial agradecido. 




Nená

Púberes árboles no tengáis prisa, 
aún la cuna,  aunque chica 
es cálida y siempre hay agua, 
no de cielo,  pero profusa 
y necesaria. 
Pronto seréis de predio, 
vuestras raíces 
podrán cruzar hacienda, 
las más atrevidas, 
las más nervudas. 
Y podréis alzaros al azul 
sin miedo a las tormentas, 
aunque algún rayo os hiera. 
No faltará quien os grabe un corazón,  
iniciales o un año en la corteza, 
no os enojéis, 
el hombre además de cursilón 
es bastante desastrado con las chairas. 
Conoceréis al insólito vendaval, 
a las terribles heladas, 
a las deliciosas mañanas de tímido sol, 
y a las tardes suaves de luz que se alonga, 
Vuestra existencia es un privilegio, 
no tengáis prisa. 






Nená

-A isla miento-
Apresados,  reducidos al oxigeno 
de una esfera. 
El intervalo, 
una circunstancia inconexa 
a otras ruedas, 
a otros indivisibles. 
Pero vernos nos vemos, 
por arriba, de frente, por la espalda, 
departimos,  lloramos, sonreímos. 


Miramos como el ahogo 
nos vacía,  les vacía, 
y pegamos nuestros labios al vidrio, 
invariable límite de nuestro espacio, 
para insuflar nuestro aire en otros 
siempre sin éxito. 
Salvarlos para salvarnos, 
para ser más, 
clan,  género,  familia, 
aunque terminemos siempre a solas. 






Nená

sábado, 28 de enero de 2012


Hoy me duele la cruz 
del que no bebe, 
y sujeta al grupo de los beodos. 
Traduce las líneas que mantienen 
como verdaderas máximas y  revelaciones. 
Hoy me duele la cruz del sereno, 
que a su pesar padece 
el singular lenguaje del ebrio, 
e intenta con verdadero interés 
buscar la hilacha, 
y desentrañar la verdad 
que se anda midiendo. 
Hoy beso la mano   
de los 'incómodos', 
esos que no se ríen como todos, 
esos que no comprenden los poemas, 
los que siempre llevan las llaves, 
y cuidan siempre de los otros. 






Nená
Extraña habitación te construyes, 
fiera diminuta, 
unas hojas,  unas ramas.
Tú,  perfectamente diseñada. 
Todo en ti al milímetro, 
al antojo de una naturaleza 
caprichosa, 
que quiso tener sus juguetes.  


Impecable, de flanco a diente, 
de diente a cola 
y de patas de cinco dedos 
y de uñas afiladas. 
Portento del mundo 
que mudas de colores 
allí donde resides. 

Lagartija,  sargantana. 
Animal que une mundos 
y los asalta. 
Pareces de otra época 
donde el hombre aún no 
conocía la corbata 
-ni su condición de hombre-, 
pero hoy tatúan tu silueta  
en los talones,  las nucas,  las muñecas, 
en las sedas,  algodones, 
o en vasijas de porcelana. 
Seguro que ya te dibujan
hasta en las corbatas. 






Nená
Eres el enigma, 
el delicado pañuelo enganchado 
en el alambre, 
la pieza de música exquisita 
entonada en taberna de pueblo. 
La flor más bella,  en la roca 
más alta del planeta. 
Eres el beso no dado
que aún anida y medra en mi boca, 
la llama que yace en el agua 
y el sol en el vientre infecundo. 
Eres la verdad embustera 
y la mentira más verdadera que existe. 
Eres el hombre y la hembra, 
la mitad perfecta de cada lado, 
la niebla vertida sobre la ruina 
que hace que se levante en riqueza. 
Eres el equilibrio de los opuestos 
y la propia asimetría. 
Eres siempre el misterio, 
el eterno arcano, 
el alma que siempre perdura. 
No te alejes de mí
no me apartes de tu búsqueda.






Nená

viernes, 27 de enero de 2012


Llego a Madrid 
y los ojos bailan por las calles 
bebidos de un ayer que ya no es hoy. 
Pero el Foro es mucho más que 
los sueños de unos o de otros, 
es el alquitrán donde 
hasta los patos beben. 
La ciudad de las ciudades 
-siempre magnífica- 
se desnuda al viajero, 
se disfraza y tienta. 
Pero yo me acuerdo de ese mar 
que atrás dejo,  vacío,  quieto, 
y de lo paradójico 
y singular que resulta, 
la soledad que se respira 
entre tanto gentío. 



 


Nená

Descansa navegante, 
un día no hace al mar 
ni engendra peces. 
No hace la suerte tu falta, 
ni el sol que dejes a tu espalda 
asegura redes. 
Déjate dormir en lecho laxo, 
bajo frazada ardiente. 
Y duerme navegante, 
reposa la carga y el desaliento, 
que un día no hace al mar
ni engendra peces. 
   




Nená
La penúltima copa 
te ofrezco. 
Que para veneno 
el término del vino, 
y no sé 
cuándo volverá 
a estar llena 
esta mi damajuana, 
ni dónde despertaré 
con indiferencia, 
ni adónde iré 
cuando esté sobria. 






Nená

jueves, 26 de enero de 2012


-Irritación y enojo-

Rencor,  amargura 
un pica hielos, 
y una mujer se necesita 
para aprender a ser de nuevo niños. 
Hay cosas que no tienen remedio 
y las que lo tienen, 
tendrán que buscar su propio camino. 
Hay cegueras temporales 
e invidencias de suyo. 
Si no hay ojos, 
no puede verse ni el pino 
ni los piñones, 
sólo marañas extrañas entre los dedos. 
Quítate el ombligo y súbelo hacia arriba, 
hacia el rostro, 
quizá su circularidad te sirva 
como ojo, 
y comiences a mirar el mundo. 
Todo es mucho más sencillo. 
No hay batallas. 
ni contenciosos, 
-quizá maneras un poco rudas 
porque me tira más el campo 
que lo especulativo de la ciudad, 
y creo que lo directo 
es siempre más cumplidor- 
Sólo contar lo que pienso, 
acertado o no, 
porque este es mi espacio, 
porque tengo oficio, 
y porque gasto corazón. 


                                                    -¡Ah!  Y no hay absolutamente ninguna maldad
                                                     en lo que digo,  palabra de honor-





Nená
No alimento mi ignorancia 
sobre este Dios tan cercano, 
pues él sabe 
que ya no puedo sostenerme 
en la jarcia de esta barca 
que él mismo botó en mi nombre. 



Le hablé de frente, 
aunque un rezo en la punta 
de la lengua 
burló mi franqueza. 





Yo sabía que no quedaban caminos 
sin piedra, 
si sandalias fieras 
que mordieran lo pendiente, 
pero me quede mirando la amapola 
y me vi como ella, 
la hija primogénita
de un Dios mucho más lejano 
al otro lado del talud. 





Nená

Prometes,  prometo, 
       mentimos.

El cielo nos lo dijo: 
No puedo ser pintura 
ni techo lejano, 
seré esponja de cirros  
o cielo raso,  tímido verso, 
aire sobre aire seco o húmedo, 
un poema sin coronar. 


Prometes,  prometo, 
       mentimos.


Las palabras se desploman 
como se domeñan los besos, 
siempre entre préstamos 
sin posibles avales, 
detrás de algún dogal 
que no sabe a qué cuello pertenece 
o de alguna carreta 
con itinerario imposible. 





Nená