¿Dónde estás valioso Sancho?
Hoy me escuece el sol
que se cuela en casa,
injustamente le acuso.
Puedo entender
cosas complicadas, enrevesados
asuntos, pero no algunos sencillos
que se levantan ante mi como
confusos monstruos.
Sé que su claridad les envuelve,
les sacude, es casi un dicterio
no entenderlo.
El ser humano racional
es factible, hasta envenenado
es comprensible,
puedo entenderlo con complejos,
pero no enamorado,
así es imprevisible.
Concibo las ilusiones por las cosas
-siempre las he considerado sagradas-,
el abandono, la depresión,
la ira, la envidia, del mismo modo
que concibo la entrega, la pasión,
el desprendimiento, y el otro abandono,
el del que no se quiere y se regala,
pero no entiendo ese silencio frío
en la mirada,
del hombre que se ha ido
y sigue viviendo,
y todo lo que dice está vacío.
Hoy es uno de esos días
que me escuece el sol
que se cuela en casa.
Nená