martes, 3 de enero de 2012



Vi como partía, 
un día claro,  prometedor, 
de aguas mansas, 
de aire limpio, 
vi alejarse la esperanza.





Se fueron las ganas, 
ese delirio por la vida 
que te sujeta con hilos y te lleva 
por los aires como una  cometa.

No hice nada,  porque no lo entendí, 
sólo tiró de mí y se soltó despacio 
y la sentí partir, 
y como una realidad muerta 
la despedí con una sonrisa en los labios. 

Era un día tan claro, 
tan empapado en luz,  tan dócil, 
que yo como él,  acepté, 
ni reflexioné ni combatí, 
me mantuve a flote 
como aquel barco. 

‘Mañana’,  pensé,  ‘veré 
qué se me fue, 
qué me ha ocurrido por dentro’
Pero mañana ya fue muy tarde. 

Los días seguían siendo fascinantes, 
el aire,  las aguas, 
ese colorido mágico de las cosas, 
que va uniéndose 
y creando sus propios cuadros. 
Pero el mañana y las ganas 
partieron con aquel barco. 





Nená

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