Debo decir que repruebo
los puntos suspensivos,
lo que pende me incomoda
cuando no sé hacia dónde va.
Esas modas de ‘medio suspiro’,
‘oye que estoy pensando’,
me irritan soberanamente.
¿Por qué contar que piensas?
Uno cuenta lo que ha pensado.
Yo dudo del que dice que piensa,
del mismo modo del que pone
puntos suspensivos.
¿Qué suspende?
¿El alma quizá?
¿Un suspiro anda suspendido?
No.
Un suspiro es una suelta
de potros salvajes,
que estrechaban cinchos allá
en el pecho,
todos los que tú les colocabas.
Además, unos puntos abiertos,
no son más que un camino estrecho,
un no cerrar el paso,
y las cosas están para echar el llavín
y el candado.
Que entiendan todos,
que la escuela hace años
que no es lo que era.
Cierra, no te tardes,
que entra el frío
y el buhonero.
Nená
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