El caparazón de los cuerpos,
el punto externo que se cuela
en la retina, que nos habla,
que nos lleva de la mano
hasta el cerebro, o
hasta la boca,
no siempre es ortodoxo,
lícito, oficial, o verdadero.
que cualquier día nos dirán
que el excremento es un perfume,
-no sólo un ingrediente-
y a dos manos nos lo ungiremos
por el cuello.
¿Cuánto tardaremos en darnos cuenta?
Hay que meter la mano en la apariencia
y tocar la víscera,
comprobar si lo que ves, es primero.
En el caso de la boñiga,
una experiencia olfativa
hubiera sido idónea.
Pero no, de cabeza, vamos de cabeza.
El deportivo, el vestido, los zapatos,
el chalet, todo y cuánto más caro
mejor pinta muestra.
Somos idiotas,
increíblemente idiotas.
Nená
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