Hombres que almuerzan
seres humanos,
meriendan personas indecisas,
cenan sensibles y tibios
con la voracidad del lobo.
La naturaleza se muestra generosa,
da, siempre sorprendente,
inesperada, para bien, para mal,
pero da.
El hombre da un céntimo, y
si se le cae del bolsillo,
pero arrampla con todo
lo que encuentra a su paso.
¿Cómo no me has dicho que estoy guapo?
¿Cómo no me hiciste un regalo?
¿Cómo no te acordaste de tal fecha?
Son los peores.
Los de las preguntas
suelen ser los que menos dan,
los que siempre esperan.
Si vas a decirme que hago algo mal
dime también lo que hago bien,
por proporción lógica
-si no, me dejas sin distancias-,
de nada me sirve saber sin dos extremos.
El hombre engulle seres humanos,
despilfarra siempre todo lo que encuentra.
Nená
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