Prometes, prometo,
mentimos.
El cielo nos lo dijo:
No puedo ser pintura
ni techo lejano,
seré esponja de cirros
o cielo raso, tímido verso,
aire sobre aire seco o húmedo,
un poema sin coronar.
Prometes, prometo,
mentimos.
Las palabras se desploman
como se domeñan los besos,
siempre entre préstamos
sin posibles avales,
detrás de algún dogal
que no sabe a qué cuello pertenece
o de alguna carreta
con itinerario imposible.
Nená
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