Hoy éramos tantos en este precipitarse
que olvidé decirte que llega la vida.
La vi empujar los armarios
pungiendo las esquinas,
llamando la atención a los colores.
No tengas miedo,
no voy a cogerte del brazo,
no morderé tu nuca
ni tiraré de ti como arrastra la bestia a su cría.
Estás a un abrazo de mí,
siempre lo has estado,
no te hago falta cariño.
Vivir sabe de compañías,
muletas,
óbolos,
conformidades.
¡Vuela mi zorzal que emigra!
Nená de la Torriente