'Los hombres intentan gobernar a los demás,
pero evitan gobernarse a sí mismos' John Osborne
pero andaba distraída
Una O para olvidarme
de aquello que me aojaba
Una I para el futuro
/más de estos fueros
que de otros incorpóreos/
Tenía letras
tan dispersas
como mi piel de la tuya braceaba
Una boca chica
con una enorme lengua
Un canal para bojear los delirios
para avenar mis duelos
La sonrisa tatuada
Tú tenías una casa en la colina
El principio necesario
Las palmas de las manos extendidas
La alegría de vivir
La templada y la mansa sabiduría
El minuto eterno
Nená de la Torriente
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