lo que empuja el día ladra
a dientes romos,
se pierde en la sin atracción,
en la amnesia insípida.
Secuestras a la intención
y a sus ventajas,
las haces grieta.
Si despiertas
y el rayo de sol es tuyo,
amas el azul y el celaje,
el olor a pan, a maravilla,
la página completa.
Y vuelve contigo
la memoria,
la memoria,
el amor sin ligereza,
el pulso que se apresura loco.
Dime dónde
el temblor de las pieles,
el temblor de las pieles,
el labio que se multiplica abierto,
la lágrima compartida,
el sentido inapelable de encontrarse.
Dónde la caricia,
el prometo instintivo,
el yo te doy y nada importa,
la palabra que no se derrumba,
dime tú si puedes.
Nená de la Torriente