lunes, 6 de marzo de 2017


Ya no existe el miedo 
pequeño histrión del cosmos. 
No seas tan indulgente, 
tan mártir, tan villano-malviento 
o tan prócer que adormezcas 
en cualquier letrina de filólocos. 
La letra no enamora tanto 
como una sombra bien asistida 
o como una silla mecida 
en un solado amable. 
No hay nada más, nada. 
Se acabaron las excusas, 
el puño alzado y la cultura 
del cuadrúmano torpe 
lejos de su cueva.  
Despatríate del ejido 
y de los comunes, 
de los que lamen la punta 
del lapicero,  
y de los Enormes con su miedo
a ser destronados. 
Apártate de la locura como coz, 
de su condonada garganta clueca, 
de la opinión de éste o aquel sin apellido  
vuelve 
(por favor vuelve) 



Nená de la Torriente

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