martes, 31 de diciembre de 2013

Ya no hay dónde esconderse, 
haz lo que quieras. 
Empezaremos el año 
con las mismas perchas, 
unas vacías y otras llenas, 
en un armario que poco a poco 
ha aprendido a hablar. 
Si conseguimos que este año cante 
habremos conseguido vencer al miedo. 
Pero sin rompernos la cara señores, 
sin quemar autobuses con seres humanos 
dentro, 
sin poner bombas indiscriminadamente 
¿Es que hemos perdido el juicio, 
o acaso hemos hecho una apuesta 
a ver quién baja más deprisa 
hasta el final de la escalera?  

-Evolutiva, claro-  






Nená de la Torriente

domingo, 29 de diciembre de 2013

Tendremos que reconocernos 
entre la multitud, 
una multitud convulsa, 
un desagüe en forma de ombligo 
tirará de todos 
hasta convertirnos en nada,  y 
de ahí sonará el primer llanto. 





No busques,  amor, 
estate en tránsito, 
que no te lleve el sumidero, 
que nadie te encanalle. 
Vuelve a sonreír 
con todos los dientes, 
nada de media mueca 
y cuello ladeado, 
nada de monosílabos 
y frases comedidas. 
Sé siendo entero 
de palmas abiertas, 
y con los ojos cerrados 
llegaremos 
a tocarnos labio a labio. 






Nená de la Torriente

sábado, 28 de diciembre de 2013

No es el consuelo 
la rama y el racimo, 
sabiendo que un día 
hubo una flor hermosa 
ceñida de aroma y lluvia; 
pero a la espalda quedan las flores 
como espinas doradas, 
porque fueron y se desvistieron 
hoy en sus frutos. 
No,  no se deben llorar las pérdidas 
porque éstas no lo fueron, 
siempre fueron ganancias. 
Es esa terca manera de mirar el mundo, 
echando la vista a la huella seca. 
Conviene conmigo en buscar el barro 
para hundir el zapato y formar 
unas marcas nuevas, 
buscar otras increíbles flores, 
y averiguar entonces qué clase de frutos 
querrán darnos mañana. 







Nená de la Torriente

viernes, 27 de diciembre de 2013

Mañana nos volveremos idiotas 
de andar entre tanto idiota 
que exige que se le reconozca inteligente, 
no original o rutilante estrella 
entre los para-lelos 
que hacen masa en las paredes 
de los establecimientos. 





Dame amor,  amor como lo entiendas, 
no esa bebida de novicio en nimiedades 
que no sabe ni lo que piensa, 
pero bebe de su propio elixir melifluo. 
Vanitas vanitatum omnia vanitas, 
que al querer a otro 
él mismo se está adorando. 
Dame amor,  amor como lo entiendas, 
de boca pequeña o de boca grande, 
a tragos lentos o sediento, 
sin esperar más palabras 
ni más reconocimiento 
que unos labios, 
pero nunca así, 
como el que quiere ser reconocido 
o el triste y torpe principiante. 






Nená de la Torriente
-No te voy a contar mentiras-

Quién invade mi estatura 
de largo a hondo 
e irrumpe en mi carne 
con versos como espinas 
no lleva el estigma de Caín 
ni alarga siluetas de orina 
en las paredes oscuras, 
o al menos eso creía. 

¿Pues qué pensabas 
qué era un poeta? 
¿Un alma especial entre 
todas las almas? 
No. 
Es el que sabe construir puentes 
con el verbo,  y dibujarte una 
amapola tan roja como la propia 
sangre. 
¿Un espíritu gentil? 
El que lo tenga, 
pero no por escribir. 
Aunque si es verdad,  mi inocente, 
que entre tantas líneas hermosas 
delicadamente suspendidas, 
debería sustentar al menos 
una cierta predisposición a lo sensible 
en su estado menos puro, 
el del preciso contagio. 





Nená de la Torriente

jueves, 26 de diciembre de 2013

Amigos como ese tú y nosotros 
o ese vosotros y mí, 
han poblado escaleras 
de subida y bajada 
atropellándose, 
sin mirarse las caras. 
Al alcanzar el llano, 
la sensación de vahído 
les devolvía la vista y
era aún más incómodo mirarse,
pero siempre quedaban paredes 
para buscar una dirección,  un cartel, 
o un escaparate con cualquier objeto 
con que evitarse. 
Os he mirado sorprendida muchos años, 
caminando despacio, 
y buscando vuestros ojos 
en las mesas de las cafeterías 
mientras me entibiaba un café. 
Ahora cuando me sorprenden unos ojos 
dirigiéndose a los míos, 
de algún modo 
ellos entablan una conversación primero. 
Por eso hoy,
los silencios ya no me ponen nerviosa 
como lo hacían antes, 
y no derramo las voces 
como un cántaro de agua  
que quiere verterse 
sobre su propia fuente, 

por miedo 
a que deje de fluir el agua. 





Nená de la Torriente

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Cuantos más adioses te concedas 
con más entusiasmo te reencuentras. 
Es el olvido y la sorpresa, 
como quien pasea por una calle y 
al pasar por un escaparate ve su reflejo 
y se sorprende 
¿soy ese? 





Así los días suceden en collares de perlas, 
siempre con el broche en la boca 
pero los ojos encendidos por el brillo de 
sus siempre desiguales y redondas. 
Con todo,  nunca me desnudo 
¿eso supone que miento? 
No. 
Me tengo en lo que valgo y no quiero 
bostezos,  aunque pueda ir hablándole 
a las farolas de toda una avenida,  y 
discutir con los bancos,  tan templados ellos, 
tan serios. 
Me encanta la Navidad, 
es la primera hoja en blanco, 
el olor que sólo madre sabe describir, 
el adiós anticipado y el hola. 






Nená de la Torriente
Llegará para marcharse la luz brillante, 
ciegos un segundo,  tal vez dos. 
Los días de fiesta renuevan esa instantánea, 
el momento capturado, 
nunca el instante que por naturaleza pasa. 
Debo volver al acantilado 
a soñar que puedo escuchar las campanas, 
apoyando mi espalda 
en el pequeño recodo de piedras. 
Allí no estará ni mi sombra 
a quien poder susurrarle 
y tendré que escuchar: 

Se acabaron las preguntas niña chica, 
se acabaron las respuestas niña grande. 
sólo a un palmo de la mano,  a un palmo, 
nada más. 

Ese es todo el recorrido. 

Navidad,  natividad,  origen, 
eclosión,  principio, 
por última vez,
  
mi primer comienzo. 





Nená de la Torriente

lunes, 23 de diciembre de 2013



Teníamos algo en común, 
el capirote hecho de cartulina, 
cara a la pared en la esquina 
de la clase. 





La misma sonrisa en el mismo ángulo, 
unas veces con picardía, 
otras con un poco de locura,  pensando 
que todos eran unos bobos. 
El pensamiento de que jamás se 
enterarían de nada, 
nada, 
nada, 
nada, 
al menos de lo que pensáramos, 
porque hay universos paralelos 
infranqueables, 
y mundos alternativos que se desconocen. 
Las cosas no son siempre lo que nos cuentan 
ni lo que parecen. 
Hay muchas formas de ver el mundo de ahí afuera, 
aunque se riera cien años la clase entera
porque una sola frase sonase extraña 
o fuera de lugar. 






Nená de la Torriente
Seremos cada día más 
andando hacia todas las direcciones. 
Yo sobreviviré a la enana del mechón rosa 
-impertinente,  impertinente-, 
la seguiré sonriendo hasta que se agote. 






Y seguiré caminando 
hacia donde mi pie quiera llevarme 
y mi corazón me libere. 
Tú mirarás a tu babión e insensible jefe 
-como casi todos los jefes-, 
y terminarás compadeciéndole 
porque seguirás caminando 
en tus trayectos íntimos, 
sobrevolando su calva o su bigote. 
Ella ignorará a su necio marido, 
él a su cansina señora. 
Todos irán formando sus rutas 
de sombras sobre suelos de nadie, 
cargando con sus hatillos singulares, 
sus fotografías antiguas y las que harán 
mucho más nuevas e impredecibles. 
La vida es ese ala que nunca se moverá 
sólo por el viento. 






Nená de la Torriente

domingo, 22 de diciembre de 2013

Seríamos unos cobardes 
si no nos atreviésemos a pintar 
tres o seis líneas más en el horizonte. 
La posibilidad de cambio es la manera 
de sobrevivirnos,  de que no nos ahogue 
esta condición de cordero estabulado 
que mantenemos en silencio. 
Volar siempre lo hicimos, 
y sin ese molesto sonido de alas,  
como el sacudir de alfombras viejas. 
No seas tan adulto,  no envejezcas tan pronto, 
no nos dejes de la mano 
en esta inocencia entusiasmada, 
que no distingue locura de imposibles. 
Vive pensando en lo que es hermoso ahora, 
mañana no ha de venir hoy 
¿o acaso si? 
Vive, 
y pase lo que pase 
o lo que no pase, 
sonríe, 
sonríe hacia adentro 
y hacia afuera. 







Nená de la Torriente

sábado, 21 de diciembre de 2013

-Este no es un poema triste,
este es el poema de inicio-


Llamemos a la pena, pena, 
y al miedo,  miedo. 
A la soledad con su palabra exacta, 
para no adornarlas con mentiras 
ni con argentería que nos ciegue 
de su verdadero contorno. 
No hay más. 




Una vez puesto sobre el suelo 
todo lo que nos lastra, 
abandonémoslo ahí. 
No nos va a seguir, 
ya hemos tenido bastante. 
Pero no sigamos fingiendo que es 
una mala racha, 
que somos valientes,  y 
que en el fondo no estamos solos. 





Nená de la Torriente
En resumen, 
¿Cuántas cosas 
me quedan para sentencia? 
Le dijo el atardecer a la rama. 

No sabía que aún 
en milésimas de instante 
brotaban pequeños insectos 
de los ovillos de la hoja 
que sostenía su rayo. 
Ni que había un abanico cambiante 
de cientos de brillos distintos 
reflejándose en la ventana de María, 
ni que Andrés la miraba enardecido 
bajo aquel mismo árbol. 
Ni siquiera sabía que el tiesto de azaleas 
se estaba quebrando por el mismo centro 
dejando las raíces al aire. 
Ni que Manuel dejaba este mundo 
a dos manzanas de allí. 
Tampoco sabía que dos tristes mujeres 
se reían hasta el ahogo, 
aferradas  a dos vasos de anís del Mono 
recordando su loca juventud. 
Tanto desconocía el atardecer… 





Nená de la Torriente

viernes, 20 de diciembre de 2013



No te miento, 
me abruman los que no tienen 
dudas, 
los que portan una luz de carburo 
en la frente, 
como si llevasen un casco de minero. 
Los iluminados, 
los de ‘todo lo veo claro’, 
los que sentencian y no renuncian 
ni aunque les parta un rayo 
-literalmente-. 
No te miento, 
me dan miedo los que creen 
tener la verdad en los bolsillos. 
Los que bajan las escaleras mecánicas 
corriendo sin ningún motivo. 
Los que pliegan una pierna y reiteradamente 
dan saltitos,  mientras la otra descansa, 
te sueltan un discurso largo, y 
 parece que se estuvieran yendo. 
No te miento, 
me hago ilusiones,  como todos, 
pero dejo que se apaguen,  saco los extintores 
porque  el cincuenta por ciento de la moneda 
termina cayendo para el lado más incómodo,  y  
no me gusta lamentarme; 
de ese modo nada tengo que perder
 si es nada lo que obtengo. 
No te miento.







Nená de la Torriente

jueves, 19 de diciembre de 2013

Soy una seta. 
La seta que crece 
en el campo de una sola seta. 
Podía decir en el campo de tulipanes, 
o la seta que crece en el campo 
de tulipanes y caracolas, 
e incluso hay un par de amapolas. 




Pero he dicho que soy una seta 
que crece en el campo 
donde hay una sola seta. 
Se podría pensar 
que me hace especial ser 
única,  sí. 
Pero ser especial 
no siempre es algo bueno. 
En ocasiones ser el único 
te hace ser el rey 
de un campo, 
y en ocasiones ser el siervo 
o la mesa. 
Miradme a mí: 
Las caracolas han tardado 
tres inviernos en llegar 
hasta mi pie y ya me están devorando 
poquito a poco. 
Pronto dejaré de ser la única seta 
de un campo de una sola seta. 





Nená de la Torriente
Voy a quedarme a dormir 
en tu verso, 
hasta que me vaya a lo oscuro 
y quiera reclamarme alguien. 
No sé si está prohibido aparcar ahí o no 
pero no me importa, 
siempre he sabido bailarme 
los impedimentos. 
No sé si hablaré dormida 
-como suelo- o no. 
No sé si encenderé la luz de la mesilla. 
Nada de calladita 
y sin que notes mi presencia. 
Voy a dormir sí,  pero no a jugar 
a que no me pillas. 
Me quedo en cada sílaba 
que vayas escribiendo 
porque es el calor que me adormece, 
¡no por malo! 
Por tierno, 
por sereno, 
por brillante, 
por sutil, 
por humano, 
porque es como volver a una casa 
que recuerdas y ya no existe. 




Nená de la Torriente