entre
la multitud,
una
multitud convulsa,
un
desagüe en forma de ombligo
tirará
de todos
hasta
convertirnos en nada, y
de
ahí sonará el primer llanto.
No
busques, amor,
estate en tránsito,
que
no te lleve el sumidero,
que
nadie te encanalle.
Vuelve
a sonreír
con todos los dientes,
nada
de media mueca
y
cuello ladeado,
nada
de monosílabos
y frases comedidas.
Sé
siendo entero
de
palmas abiertas,
y
con los ojos cerrados
llegaremos
a
tocarnos labio a labio.
Nená de la Torriente