No
te miento,
me
abruman los que no tienen
dudas,
los
que portan una luz de carburo
en
la frente,
como
si llevasen un casco de minero.
Los
iluminados,
los de ‘todo lo veo claro’,
los
que sentencian y no renuncian
ni
aunque les parta un rayo
-literalmente-.
No
te miento,
me
dan miedo los que creen
tener
la verdad en los bolsillos.
Los
que bajan las escaleras mecánicas
corriendo
sin ningún motivo.
Los
que pliegan una pierna y reiteradamente
dan
saltitos, mientras la otra descansa,
te
sueltan un discurso largo, y
parece que se estuvieran yendo.
No
te miento,
me
hago ilusiones, como todos,
pero
dejo que se apaguen, saco los extintores
porque
el cincuenta por ciento de la moneda
termina
cayendo para el lado más incómodo, y
no
me gusta lamentarme;
de ese modo nada tengo que perder
si es nada lo que obtengo.
No te miento.
Nená de la Torriente