llegaste a mi garganta como un grito,
y así te alojé por mucho tiempo,
sin pronunciarte.
Dices del derecho, que el revés
es tu nombre
para que te den arrullo;
que eres un tipo arisco,
un asilado, siendo un consentido.
Tu manera de querer es arbitraria,
el sábado porque es sábado y quisiste
que fuera domingo, no quisiste bien,
ahora porque caen las hojas
de los árboles,
quieres con vehemencia...
¡Y es que es tan bonito!
Te aferras como una raíz dislocada
poco a poco, sin tenencia de tierra,
cada día más fuera de sitio.
Nadie se atreve a talarte
pero es cuestión de viento
que tu débil equilibrio te deje caer.