Me
cuesta creer que tuve más vidas, o
que
al irme de ésta volveré a otra.
Quizá
me tomo tan en serio o tan en broma
esta
parada de autobús larga,
que
espero sólo un fin de trayecto.
Vamos
que otra parada sería una faena.
No
es que no me guste la vida, la adoro,
pero
como todo en su justa medida.
¿Quién
por lógica ensoñando, ensaliva una
rica
porción de tarta de chocolate, y en realidad
se
comería mil doscientas cuarenta y nueve?
No
es que racionalice el placer exactamente,
no
es tomar un poquito cada día,
mañana
podría no gustarme ya la tarta.
Es
que las cosas son para dejar de ser,
esa
es su exacta medida.
Por
eso amor, a veces pienso
si
es necesario sufrir inútilmente,
cuando
tú y yo sabemos que la tarta estaba rica,
realmente
rica,
pero
ya no queda en el plato.
Nená de la Torriente