en
tu verso,
hasta
que me vaya a lo oscuro
y
quiera reclamarme alguien.
No
sé si está prohibido aparcar ahí o no
pero
no me importa,
siempre
he sabido bailarme
los
impedimentos.
No
sé si hablaré dormida
-como
suelo- o no.
No
sé si encenderé la luz de la mesilla.
Nada
de calladita
y sin que notes mi presencia.
Voy
a dormir sí, pero no a jugar
a
que no me pillas.
Me
quedo en cada sílaba
que vayas escribiendo
porque
es el calor que me adormece,
¡no
por malo!
Por tierno,
por
sereno,
por
brillante,
por
sutil,
por
humano,
porque
es como volver a una casa
que
recuerdas y ya no existe.
Nená de la Torriente