martes, 10 de diciembre de 2013

Él se mueve despacio, 
a colisiones breves con sus suelas. 
Ella contonea las rodillas 
sobornando al aire, 
y cada tachuela de su tacón 
se clava en la cera como un guiño 
que mira por debajo de su falda. 




¡Brava! Por donde pasa ella es brava 
y así moldea su figura en curvas imposibles 
que él mira, y cree ver detrás de sus ojos, 
más allá de los cristales de sus lentes, 
como si hubiera infinitas gafas 
entre ella y él. 




Nená de la Torriente