sábado, 21 de diciembre de 2013

-Este no es un poema triste,
este es el poema de inicio-


Llamemos a la pena, pena, 
y al miedo,  miedo. 
A la soledad con su palabra exacta, 
para no adornarlas con mentiras 
ni con argentería que nos ciegue 
de su verdadero contorno. 
No hay más. 




Una vez puesto sobre el suelo 
todo lo que nos lastra, 
abandonémoslo ahí. 
No nos va a seguir, 
ya hemos tenido bastante. 
Pero no sigamos fingiendo que es 
una mala racha, 
que somos valientes,  y 
que en el fondo no estamos solos. 





Nená de la Torriente