lunes, 16 de diciembre de 2013

-¿Bailamos?

Si lloraran las siluetas 
no habría charcos al atardecer, 
todo se anegaría, 
tendríamos que reír mucho 
para secarlas, 
para que retumbase el suelo 
y como en una pandereta fueran 
las lágrimas caminito de los desagües. 




Mira mi mano 
¡mira cómo me sobrevuela! 
¡Ella sabe acariciar tanto…! 
Ahora mira la tuya,  y 
prueba a no atusar el aire. 
Si hemos venido a bailar, 
venga,  no tardemos tanto. 
Sujétame la cintura 
que no me quiebre en tu giro,  y 
tu palma y mi palma se irán deslizando, 
como dos labios se unen 
hasta ser la misma lengua. 





Nená de la Torriente