que para estar contigo mezclase
una carga de agua y diez estrellas,
un ayer con olor a
muñeca nueva
y tres palabras hurtadas a
un mendigo con talento.
Incomprensible
que mordiese la galleta de Alicia,
anhelando ser
del tamaño que tú buscabas,
que me subiese a la mesa
y mis zapatitos sucios
llenasen el tablero
de mapas de arenilla y
polvo negruzco.
Incomprensible para ti
tanto amor en gráficas y mapas,
enmarañado siempre,
como una carta por abrir,
una paloma sin pico y
con ojos de mamífero,
un poema desmembrado
nacido en la tormenta.
Incomprensible para mí
que me hayas mirado
como quien no distingue los verdes
de los pueblecitos del norte,
sin ninguna travesura,
sin el apremio del que bebe los aires
más ahogados
por amor,
por amor.
Tuve que dejar de pensar en ti
para poder dormir,
decirte adiós,
descansar de mi suspiro
y volver a ser hierba y olor a centeno,
y verdad desnuda e
infinita soledad.
Nená de la Torriente