lunes, 30 de junio de 2014

Nosotros

Nosotros que coleccionábamos 
mariposas vivas 
bajo cristales rotos, 
sin tocar el polvo de sus 
hermosas alas. 
Nosotros, que mordíamos las manzanas 
de una en una 
bajo limoneros húmedos, 
a la luz de las luminarias. 
Nosotros, que parimos tréboles 
de cinco hojas en el vientre plácido 
de las duras tapias, 
que se nos ha ido la edad 
contemplando estrellas
atadas a sogas.
Nosotros, que ya no existimos 
para tantas cosas, y 
para tantas otras nos cobijamos 
en el sabor amargo de las cervezas. 
Nosotros, que supimos, que entendimos 
lo que hoy es nada, 
nos queda la reja y el desprendimiento 
de las fachadas, la medio sonrisa 
o la gran carcajada, 
de lo que ahora sabemos que fue un pasar. 




Nená de la Torriente

domingo, 29 de junio de 2014


Recados hueros. 
No llegues hasta que no seas rocío 
y te poses como si nacieras 
desde mi propia piel en un parir 
de aguas desconcertante y frío. 
No llegues hasta que no sepas 
lo que significa llegar con los pies 
húmedos y la lengua seca. 
No admitas ni des nada por hecho. 

Nada. 
Por hecho. 

Que todo está siempre empezando. 

Empezando. 
Cada día. 



Nená de la Torriente

Hablo porque en mi libertad quepo yo

Qué no te diría. 
Desierta mirada de hombre 
que ha dejado de creer como el que creía. 
Tal vez pienses que nadie se ha dado cuenta. 
Que aquellas palabras untadas en mantequilla 
y miel –olor a desayuno en sábanas- 
de que la poesía era de todos, 
de que uno era un hombre libre, 
se libraron al flambeante sofoco de hogueras altas 
y de tormentas que prometían 
ser mucho más feroces. 
Aquí manda el papel y la ilación del trueque 
y yo sigo envejeciendo muriéndome de risa 
o llorando hasta verme cómicamente pantanosa. 
No te repruebo, 
que cada uno coloca las piernas 
en crucetas oportunas 
para no verse de prono contra el suelo, 
y dirá 'con esto hice qué 
o llegué a la luna'
pero viniendo de ti todo me parece 
como debe,
y más que atinente. 




Nená de la Torriente

(Apunte: Desde que he leído a Irene X mi comprensión de lo que es literatura ha cambiado)

sábado, 28 de junio de 2014



Hablamos lenguajes  diferentes. 
Tardo en descoser tus hilos 
y ver la puntada limpia en ecos 
de todas tus verdaderas voces. 
Cuando estás en el llano 
camino hacia la floresta 
internándome con vista de gusano 
en lo más profuso de la hojarasca. 
Y no es que crucemos los pasos, 
ni que se líen los cordones de nuestros zapatos, 
ni siquiera que en el fuego de la incertidumbre 
cabeceen la confluencia de nuestros acertijos. 
Ya ves si somos distintos, 
que yo en ti veo aun un barco de pesca 
y en mí, a un bote tremendamente chico. 
Cuando siento como crespa tu casco las aguas 
arrojo sal a las olas 
por íntimo agradecimiento, 
que siendo el mismo índigo y cargándose el cielo 
de las mismas gotas 
no parecemos ambos de la misma astilla, 
ya ves si somos distintos. 




Nená de la Torriente

jueves, 26 de junio de 2014

Éramos menos 
pero no hubo tiempo 
a decírselo a nadie. 
Si hubieras estado 
la luna habría mandado mensajes 
con sello o timbre, 
y se acumularían los poemas 
de amor en las esquinas 
de una cama revuelta, 
con olores a sándalo. 
No nos tenemos 
aunque nos debemos una clase 
de amor desvergonzada 
de tanto columbrarnos, 
como los niños hacen grandes 
los corazones de tinta 
sin que lo entiendan los adultos. 




Nená de la Torriente 

miércoles, 25 de junio de 2014

Impiedad

Pronto se concentra la impiedad 
en la humanidad más vulnerable, 
conoce el camino en los surcos 
que otros seres han ido alanceando. 



Socava el raíl con las mejores púas 
para llevarse lo poco que queda dentro. 
Nadie se resiste, ni el benévolo, 
que al fin y al cabo “la paz os doy” pero 
él siempre va el primero. 
Desalienta pensar que somos cautivos 
de las mismas palabras que nos hicieron ligeros, 
y hoy trastorna al viajero la palabra amor 
cuando era su fin de ruta, su término. 

La impiedad tiene cuerpo, conoce la sal 
y la lengua, el alma generosa 
y los seres atentos, 
el llanto perpetuo que castiga la débil 
condición de los que no se estiman, 
porque han sido extirpados del útero, 
desarmados de sus propias rimas, 
de su intención, de sus voluntades, 
y llevan un paso distinto al de otros, 
con un estigma en el pecho 
en el que aparece escrito la palabra frágil





Nená de la Torriente

martes, 24 de junio de 2014



Así te bebiera, 
cuando la viudez del agua pierda el luto 
nos buscaremos bajo los nenúfares 
hasta despertarlos, 
y en días de sol andaremos presos 
entre las ramas del sauce. 

Miraré tu cuerpo desnudo deslizarse 
e imaginaré el amanecer de nuevo 
allí, entre tus piernas. 

Así te bebiera, 
que no quedara estanque, 
ni afluente más allá, ni océano, 
hasta alborotar la ira verde de los fondos, 

la arboleda crespa que envidiosa nos limita, 
hasta algún sonido que crepita entre las sombras 
y los dulces humedales. 

Así te bebiera 
mi amor con este ansia, 
que en tintes ahogada permaneciera el día 
esperando el alba junto a los sapos, 
y que tu cuerpo y el mío se unieran 

como dos enormes gotas de agua. 




Nená de la Torriente

No quiero perderme 
pero ya camino. 
Se seca la lluvia y el estanque, 
se quema el prado, 
aguarda la chicharra la quema rubia, 
los días pálidos de tanta clara. 
Crece la paja en el ojo 
como en un nido. 
No es que haya andado tanto amor 
es que anduve despacio 
tropezando 
y el sentido del suelo no me dio el relevo. 
Me dicen que leerle me da las armas 
y yo lo niego 
que a mí las letras me muerden hacia dentro 
silenciándose enteras. 
A penas sí miro el cielo y se me construye 
una llanura y una pequeña roca hecha 
de aliento. 
No veo pájaros amor,  no veo pájaros, 
y se me desdibujan los brazos 
con todas sus plumas. 




Nená de la Torriente


Adelfas quietas no murmuréis más. 
Bajo el lago,  la oquedad del burbujeo 
en perfecta y seca circunferencia 
ya no es una adivinanza. 
Como no lo es 
lo que os viste nervudos 
los renuevos largos. 
Siempre imprudente el sapo 
rompe el espejo perfecto 
con su salto, 
y es que en estantes aislados 
vivimos sin asenderarnos, 
salvo que alguno quiera 
peregrinar a otra repisa 
sin atormentar algunos hábitos. 
No, 
adelfas quietas no murmuréis más. 



Nená de la Torriente

sábado, 21 de junio de 2014

Detrás de todas las piedras 
nadie conoce cómo levanta el sol, 
y así se tropieza con tanta admiración 
y con todas esas preguntas bailando 
en la lengua, inquietas, pero hermosas, 
como la baba que deja el beso del niño, 
absolutamente inocente. 
Quiero ser hiedra,  rama de árbol 
o vestido semitransparente, 
para poder mirar a través de segundos ojos, 
que me dé tiempo a ver dos veces 
y a pensar cuatro, 
logrando lo que ha conseguido otro 
que no me conoce ni me ha leído nunca, 
verme a través de unas gafas distintas 
donde comienza y termina 
haciéndose la misma pregunta: 

Dime qué necesitas que yo estaré aquí. 

El mundo es un lugar curioso, 
poblado de maravillas. 
                                                      -Gracias David-



Nená de la Torriente

viernes, 20 de junio de 2014

Inútiles palabras



No siempre las palabras nos sirven.
A menudo no llegan donde las enviamos y
los recados se burlan de nosotros
con otros vestidos que ni hubiéramos imaginado.
Son insuficientes si quieres armarte con ellas,
si es el único puente que utilizas para cruzar
a través de las cosas, para estrechar la mano,
para que te crean.
Cuántos han creído ver sentimientos donde
no los había y nos han alejado descortésmente,
y cuántos otros nos han acercado creyendo
que les estábamos llamando y no era así.
Algunos se han sentido atacadas, referidas,
señaladas con el dedo y ha sido toda una sorpresa,
como aquellos que hemos querido hablar
y jamás nos han escuchado con esa atención
que pretendíamos.
Las palabras solas no sirven.
Es jugar a que jueguen,
ellas tienen el ronzal y las bridas
porque no nos pertenecen y una vez libres
se dislocan, provocan miedo, excitan,
se dicen qué pensarán los demás,
forjan deseos, creando mundos infinitos.


Nená de la Torriente

jueves, 19 de junio de 2014

Lo que me une a ti

Ve y cierra los ojos. 
En las orillas crecen flores amarillas 
que consumirán las horas en amaneceres, 
tarde se acuesta el sol para ellas 
que guardan su color en ese vestido 
de piezas casi idénticas. 
Ve y busca una loma bien alta. 
Ellas han inventado un camino, 
un lugar íntimo 
donde buscarse a solas y encontrarse a solas, 
sin la cercanía ni la lejanía de las respuestas 
¿Las has ganado en tu afán de conservarlas? 
No les has ofrecido un vaso de agua, 
las colocaste silentes en la memoria 
como quien clavetea los pies de un corredor. 
Llevan tu nombre, 
no podrá con ellas el calor de agosto 
ni su seca devastadora. 
Ve y abre los brazos. 
Descansa. 




Nená de la Torriente

miércoles, 18 de junio de 2014

Toma de mi



Coge de mí lo que cabe en mi piel 
y debajo de ella 
pero no me lo devuelvas nunca. 
He marcado con tu nombre 
todo lo que me limita,  y he volteado 
mis labios para que te besen hasta la asfixia.
Toma de mí el alcance de todos mis versos, 
los que se construyeron solos y 
los que no supe cómo escribir. 
Derrama sobre ellos la cosecha del vino 
más humano que exista, 
los gestos que se componen a solas 
con las persianas a media altura,
con la reserva descabalgada, 
y aquella voz interior que escuchas 
aunque disimulas, y que sólo unos pocos  
llaman conciencia o reflexión. 




Nená de la Torriente
Tanto pensador de tijera 
no deja al verso respirar… 


Andarás y dirán que estás bailando. 
Tú escribe.
Verás como la luna, en su timidez extrema, 
ha sabido convivir con el sol 
algunos días claros, 
te llamarán cándido y extremadamente 
sencillo. 
Tú escribe. 
Mirarás las cosas y las nombrarás por el nombre 
que quieras darles, 
¡oh, será un síntoma inequívoco de vanidad! 
Tú escribe. 
Creerán que vacías tu corazón 
y no entenderán que no es un diario de tus cosas. 
Tú escribe. 
Madre y padre no lo verán productivo. 
Tú escribe. 
Aquel que crea estar mal reconocido 
detestará al valiente 
que no tema que le cocinen. 
Tú escribe. 
Y cuando no te acepten en ningún lugar por escribir 
distinto,  por hablar a solas, 
por pronunciar tu nombre, 
por no temer a los hombres ni al diablo, 
escribe hasta que te sientas extenuado
hasta que aprendas a reírte de ti mismo. 




Nená de la Torriente

martes, 17 de junio de 2014


En la quieta inquietud dos vientres, 
 sordos y ausentes, 
solos en esa habitación nuestra 
donde de piel a piel un punto exacto, 
confluyendo en la sed de colmarse. 
No hay nada más en el mundo 
que este encuentro perfecto, 
todo lo demás no importa. 
La naturaleza y su ortodoxia conocen más 
que todas las jurisprudencias. 
Un te amo al oído,  un abrazo pelágico, 
ata la razón-raíz que todo lo contiene 
y ya no hay forma de separarlos. 
Lo que fuera carne ahora es viento,
lo que fuera viento ahora es fuego, 
hoja pareja viva de otra hoja, 
  sereno basar de la existencia. 




Nená de la Torriente

lunes, 16 de junio de 2014



Voy a estar buscándote 
toda la vida y toda la muerte, 
porque cuando me confinen 
a una eternidad austera 
¿quién va a encontrar tu alma 
entre todas las almas? 




Quizá estés aquí al lado,  
cerca y no te vea, 
lejos y te sienta al lado, 
próximo a todas las cosas 
o tan alejado que sea imposible 
reconocer tu olor. 
Voy a estar buscándote 
toda la muerte ésta y toda la vida, 
porque cuando me la vendan interminable 
sabe Dios con qué pies andaré 
o con qué zapatillas, 
si los ojos serán necesarios 
o ya no habrá modo de tropezarse,  
porque ¿quién va a encontrar tu mano 
entre ninguna de ellas? 




Nená de la Torriente


Si escribo no es al hombre 
de ésta o aquella frontera, 
de ésta o aquella lengua, 
sino al hombre que duerme 
dentro de sí mismo 
vendido al consumo de los días. 
Le escribo a la mujer que no se mira 
más allá del perfil de los labios, 
que no conoce el amor que se gesta 
diferente al del corazón humano. 
Le escribo a los árboles que en sus raíces 
llevan la historia de todos los árboles 
y al cielo que sabe arder con cada tarde, 
como si fuera papel de seda. 
Si escribo no es al mar de las barcazas 
con sus redes desplegadas 
sino al de las infinitas soledades 
con sus manos abiertas. 
Le escribo al verde-regreso 
de los sueños de la infancia, 
al infinito poder de la fantasía 
no al de los limitados espejismos. 




Nená de la Torriente