jueves, 26 de junio de 2014

Éramos menos 
pero no hubo tiempo 
a decírselo a nadie. 
Si hubieras estado 
la luna habría mandado mensajes 
con sello o timbre, 
y se acumularían los poemas 
de amor en las esquinas 
de una cama revuelta, 
con olores a sándalo. 
No nos tenemos 
aunque nos debemos una clase 
de amor desvergonzada 
de tanto columbrarnos, 
como los niños hacen grandes 
los corazones de tinta 
sin que lo entiendan los adultos. 




Nená de la Torriente